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El escándalo, desde adentro: así recibieron los sobornos los altos ejecutivos de la FIFA

Cómo lograron lavar millones de dólares durante décadas los hombres que manejaban el fútbol mundial.

Cuando Loretta Lynch, la fiscal norteamericana que develó los negocios infructuosos de la FIFA, mandó a apresar a altos funcionarios de la federación, la sorpresa mundial duró apenas unos momentos. Lo llamativo no fueron las causas de corrupción, sino que el operativo fue, finalmente, llevado a cabo. Sobornos y otros delitos eran sabidos a voces cerradas. Por estos momentos, los informes de Lynch detallan hasta los mecanismos de lavado de dinero utilizados.


Los contratos millonarios manejados por sponsors y estrategias de marketing pasaron, en términos de interminables caudales de billetes, por cuentas radicadas en la ciudad de Nueva York. Precisamente, allí se centra el foco de las investigaciones, gracias a los detalles de movimientos sinuosos.


Los informes actuales de la fiscal Lynch, según informa el diario Infobae, demuestran que grandes cantidades de dinero fueron trasferidas a diversas cuentas a través de "empresas intermediarias" entre los sponsors y las federaciones deportivas, ya que las cuentas oficiales de ambas entidades se encontraban estrictamente controladas.


Por esta razón, los bancos Citibank, JPMorgan Chase, Bank of America y Republic Bank fueron en el último tiempo blanco de arduas investigaciones, aunque ninguna de las entidades se encuentra imputada de cometer ningún delito, puesto que los mismos bancos fueron utilizados en el proceso de lavado de dinero.


Los mecanismos de lavado de dinero utilizados por los funcionarios corruptos de la FIFA consistieron en triangulaciones y múltiples transacciones a destinos finales, según expresa Infobae. Este proceso fue llevado a cabo, por ejemplo, por la empresa Traffic para facilitar sobornos al dirigente paraguayo Nicolás Leoz, ex presidente de la CONMEBOL.

Del mismo modo se utilizó el mecanismo para girar fondos desde cuentas radicadas en Uruguay, desde donde empresas de Brasil, Estados Unidos y otras radicadas de manera fantasma en Islas Caimán hicieron "circular" sobornos, como el que recibió Chuck Blazer, el arrepentido de la FIFA que permitió develar el bochorno, de 200.000 dólares en 1999.