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El escándalo de las filtraciones se coló en la clausura de la Cumbre

A pesar de no estar en la agenda se habló del escándalo de información. Venezuela, Bolivia y Cuba criticaron a EE.UU. Pero el tema no estuvo en la declaración final.

El mismo escenario frente al mar, cinco años después. En 2005 fue la IV Cumbre de las Américas, donde la región –básicamente el tándem Brasil-Argentina, más Venezuela– se unió para rechazar el ALCA de George W. Bush. Ayer, en la XX Cumbre Iberoamericana, el tema era la educación y no participaban los Estados Unidos. Pero el escándalo por los documentos secretos de la diplomacia estadounidense, que impacta en los países como en las relaciones personales entre jefes de Estado, se coló en el final de los debates y llevó a declaraciones de "unidad", a pesar de las incomodidades por las revelaciones.

Quienes cuestionaron a Estados Unidos fueron los representantes de Venezuela, Bolivia, Ecuador y Cuba. Llamativamente, países con faltazos de sus máximos líderes, Raúl Castro, Evo Morales y Hugo Chávez. Tampoco vinieron el nicaragüense Daniel Ortega –del mismo eje "bolivariano"– y el español José Luis Rodríguez Zapatero. Todas ausencias que restaron volumen político a esta Cumbre.

Cuba y los bolivarianos se sumaron con sus pronunciamientos al ecuatoriano Rafael Correa, quien ya había expresado hace dos días su confianza en su "querida amiga" Cristina Kirchner tras difundirse un cable que hablaba de que la argentina quería "influenciarlo" para que tuviera una relación más "madura" con Colombia.

En el plenario de la Cumbre, que arrancó por la mañana, el canciller cubano, Bruno Rodríguez Parrilla, sostuvo que "las escandalosas revelaciones" a través de WikiLeaks "desnudan la diplomacia imperial". Su par venezolano, Nicolás Maduro, expresó su "repudio a todas las operaciones de intriga permanente de los EE.UU." contra "los procesos progresistas en América latina". Y el vice boliviano Alvaro García Linera aseguró que "buscan dividirnos, generar susceptibilidades entre nosotros". Instó a "mantener la confianza mutua, la hermandad". Le hablaba directo a Cristina luego de que uno de los cables diplomáticos dijera que existía "cooperación" de la Presidenta con los EE.UU. en Bolivia para contener a Evo Morales.

Pero un segundo grupo de países se mantuvo lejos de estas críticas. A la cabeza, visiblemente, la Argentina y Brasil, sin ningún interés en que esta Cumbre se "wikileaksara". Y para un tercer grupo de la veintena de naciones que se reunieron aquí, el tema le era casi indiferente, por tener escasa alusión o ser meros espectadores del contenido de los cables difundidos hasta ahora.

En la puerta del Hotel Hermitage, Clarín pudo dialogar brevemente con Aníbal Fernández. Pero el jefe de Gabinete advirtió que "de eso (los cables) no hablo. Ni de nada que se relacione".

"Domina la prudencia y nadie puede salir a decir nada. ¡Faltan 200 mil cables que no se sabe lo que dicen!" se sinceró otra alta fuente gubernamental. Descartó, al mismo tiempo, que hubiese habido un acuerdo de silencio con Brasil. Hubo más bien sintonía para no echar más leña al fuego del escándalo, una actitud que en lo que toca a Cristina, fue muy bien recibida por la secretaria de Estado Hillary Clinton en su diálogo indicó el funcionario.

Según relató otra alta fuente diplomática argentina, anteanoche el escándalo WikiLeaks fue la comidilla en la mesa en que compartieron la cena Aníbal F., el ministro Florencio Randazzo, el canciller Héctor Timerman y sus pares de España, Trinidad Jiménez, de Colombia, María Angela Olguín, y de Cuba, Rodríguez Parrilla. Se comentó la diversa repercusión en los países, y la colombiana, que ya había vivido dos años en Buenos Aires, se mostró impresionada por el impacto en la Argentina.

En la conferencia de prensa de cierre, la canciller Jiménez, consultada por el "cablegate" respondió: "Le damos una importancia relativa porque son una comunicación de parte con apreciaciones subjetivas".

La declaración final dejó un firme compromiso con la educación, con metas a alcanzar en 2021, y la aprobación de la "cláusula democrática", más moderada que su antecedente de la Unasur, que establece medidas políticas para aislar a países en donde se viole el orden constitucional.