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El drama de Andrea Rincón: "Necesito retomar mi tratamiento pero es muy caro"

Sufre un trastorno de personalidad y abandonó la rehabilitación por falta de dinero. Ahora sólo hace terapia por obra social.

Andrea Rincón pasa por un momento terrible en su vida, uno más de los tantos que pudo sobrellevar en su vida. Desde que se enteró que tiene Trastorno Límite de la Personalidad (TLP) se sometió a un tratamiento, que ahora no puede pagarlo por ser "muy caro".

"Fue terrible para mí cuando lo supe. Se me vino el mundo encima. Volví a chupar. Quise mandar todo a la mierda. Por esa enfermedad, mis emociones son más intensas que las de cualquier persona. Me explicaron que no tiene solución. No hay cura. Sí puedo aprender a convivir y a manejarla. Pero es la culpable de muchas macanas que me mandé. Yo creía que era pasional, cuando en realidad, mis reacciones desmedidas tenían que ver con eso", aseguró Rincón a revista VIVA.

Andrea tiene 32 años de vida vertiginosa. A los 13, empezó con el alcohol; a los 15, fue el turno de las drogas, y a los 17, se fue de la casa. Tiene fractura de cráneo por una pelea callejera. También estuvo internada en un centro de rehabilitación por alcohol y otras por drogas. Pero eso ya es pasado. Lo asegura: "Hace cuatro años que estoy limpia, con alguna que otra recaída".

"Se han dicho tantas mentiras sobre mí. Hice un solo tratamiento de rehabilitación, que duró año y medio. Nada más. Sí necesito retomar con el tratamiento para el TLP, pero es muy caro. Los profesionales me enseñan a estudiar mis emociones, a detectar alertas antes de que me salte la térmica. Y también, a alejarme de personas que sacan lo peor de mí. Pude pagar el tratamiento cuando grababa La leona. Ahora sigo con terapia, pero por obra social", afirma la actriz que ganó el Martín Fierro a actriz revelación.

Ahora, Andrea necesita de limpiar su imagen. "Trato de pensar. Ahora que volví al ruedo, me animé a hacer algunas notas. Le tenía mucho miedo a la prensa. No quiero que me lastimen. En mi vida le hice daño a nadie. Yo soy una mina digna. Nunca robé. Jamás en mi vida me prostituí. Nunca fui gato. Si lo fuera, ya estaría pagando el tratamiento".

"Llegué a dormir en la calle por no pedirle plata a mi papá. Revolví tachos para comer, por no pedirle nada. ¿Te pensás que yo voy a acostarme con un extraño por dinero? Tengo dignidad. Me costó mucho tener todo lo que tengo. Jamás en mi vida me acosté con nadie por un trabajo. Me costó mucho bancarme hacer tapas de revista casi en pelotas para que después me tilden de gato. ¿Por qué me tengo que soportar esas ofensas? Ahora no tengo un mango. En mi vida tuve un novio que me mantenga. Y por como soy, podría tener un multimillonario que me pague todo, ¿no? Pero no, no quiero", concluye.