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El adiós a los centenarios vagones de la línea A

Los usuarios despidieron con cierta nostalgia a las viejas formaciones provenientes de Bélgica que saldrán de circulación y se convertirán en bibliotecas públicas en las plazas.

La Línea A del subte cerrará a partir de mañana por dos meses para que se lleve a cabo el reemplazo de sus vagones de madera, los que con sus casi cien años se convirtieron en una atracción turística en su último día.

Los vagones belgas pasaron a formar parte del patrimonio histórico de la Ciudad de Buenos Aires y serán reutilizados para diversas actividades culturales y turísticas.

El último día de circulación estuvo cargado de actividades conmemorativas: los usuarios aprovecharon para sacarse fotos en los andenes y sobre los coches, que pasarán a convertirse ahora en reliquias que entrarán a la historia del municipio.

Hubo además manifestaciones de vecinos nostálgicos, que reclamaron en la estación Plaza de Mayo contra el "desguace" de las formaciones, que el 1 de diciembre próximo cumplirían 100 años en funcionamiento, mientras que los "metrodelegados" realizaron un último viaje simbólico de "despedida" hasta Primera Junta, en el barrio porteño de Caballito.

La Línea A, que une las estaciones de Plaza de Mayo y Carabobo, en Flores, permanecerá cerrada hasta el próximo 8 de marzo inclusive para que el Gobierno porteño reemplace los vagones belgas La Brugeoise por los coches chinos de la compañía Northern Locomotive & Rolling Stock Industry.

La medida generó polémica debido al tiempo que permanecerá cerrada una de las trazas principales de la red de subterráneos, pero también conmovió a los melancólicos, que prefieren los históricos y pintorescos vagones de madera que atestiguaron la inauguración de la primera red de subte de América Latina.

La Línea A se inauguró el 1 de diciembre de 1913, lo que convirtió a Buenos Aires en la primera ciudad de toda América Latina en contar con este servicio de transporte y en la decimotercera a nivel mundial, después de Londres, Atenas, Estambul, Viena, Budapest, Glasgow, París, Boston, Berlín, Nueva York, Filadelfia y Hamburgo.

En un principio, la traza del subte iba desde la estación Plaza de Mayo hasta Plaza Miserere, en Once, hasta que el 1 de abril de 1914 se prolongó hasta la estación Río de Janeiro y el 14 de julio de ese año hasta Caballito, rebautizada como Primera Junta, años después.

Las estaciones Puan y Carabobo -últimas del recorrido por el momento- fueron inauguradas el 23 de diciembre de 2008, mientras resta habilitar las de San José de Flores y San Pedrito.

Para equipar esta primera línea de subterráneos, se adquirieron los vagones fabricados por la empresa belga La Brugeoise et Nicaise et Delcuve, de la ciudad de Brujas, por lo que desde entonces los trabajadores del subte llaman "los belgas" o "las brujas" a estos coches.

Cada uno de ellos está construido completamente en madera, poseé una iluminación de estilo clásico y sus puertas abren de manera manual; además están equipados con dos motores de 115 caballos de fuerza cada uno, capaces de alcanzar una velocidad máxima de 50 kilómetros por hora.

Una de las novedades tecnológicas que presentaron en su época de fabricación fue el sistema "hombre muerto", que consiste en un botón ubicado en el extremo de la palanca selectora de velocidad que debe ser permanentemente oprimido por el conductor para acelerar.

Esto permite controlar el paso de corriente eléctrica a los motores, dado que una vez que la formación alcanzó la velocidad establecida para el tramo por el que transita, el conductor suelta el botón y permite que el tren circule por inercia hasta el momento de frenar.

El ministro de Cultura porteño, Hernán Lombardi, aseguró la preservación de estos vagones por ser considerados patrimonio cultural de la Ciudad de Buenos Aires, y confirmó que varios de ellos serán utilizados como bibliotecas públicas en distintas plazas.

"Estamos trabajando muy intensamente para la utilización de esos vagones, que son preciosos, en algunas bibliotecas en los parques", sostuvo Lombardi, quien aseguró que "el proyecto ya está definido y sólo faltan algunas autorizaciones".

El ministro señaló que esta decisión "es el equilibrio inteligente que se busca: conservar el patrimonio y además que la gente viaje cada vez mejor y con seguridad", y sostuvo que el Gobierno porteño prevé inaugurar en marzo la primera de las diez "estaciones" contempladas en el proyecto.

Según Lombardi, los vagones-bibliotecas "van a estar en dos corredores: el cultural del Sur, en la zona del Parque Lezama, y en las plazas cercanas al trazado de la Línea A, como el Parque Rivadavia, Plaza Plaza Flores o Primera Junta".

El Gobierno de la Ciudad aportará la primera tanda de libros para estas bibliotecas pero la idea es que luego los vecinos lleven a cabo un mecanismo de intercambio por el cual dejarán un ejemplar para llevarse otro, una costumbre que ya empezó a verse en algunas plazas porteñas.

Consultado sobre esta iniciativa, el titular de los "metrodelegados, Roberto Pianelli, sostuvo que "es mejor que hacer un asado", en referencia a las declaraciones del jefe de Gabinete porteño, Horacio Rodríguez Larreta, quien en diciembre último había adelantado ese destino para los vagones centenarios.

Sin embargo, este viernes Rodríguez Larreta desmintió esa versión y señaló que surgió a partir de un chiste con un periodista.

En este sentido, adelantó que otra opción en estudio para estos coches es "dejar una formación en servicio, para que haga un viaje turístico durante los fines de semana, con menos gente y cuidando especialmente la seguridad".