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Durmiendo con el enemigo

* Por Ricardo Roa. La conflictividad social y gremial ha disminuido desde 2003", aseguró el ministro de Trabajo el pasado 2 de abril.

Comparado con la hecatombe que siguió a la convertibilidad, todo puede ser cierto. Pero ése no es el punto: Carlos Tomada habló así en el Club del Petróleo, un sector que desde entonces acumuló un mes y medio de conflicto en conflicto.

Cuando no pararon los petroleros, se plantaron los marítimos, los camioneros de Pablo Moyano, el gremio de vigiladores e incluso los docentes, que hasta ayer bloquearon los accesos a yacimientos del norte de Santa Cruz (Ver: En Santa Cruz, los docentes bloquearon edificios públicos). En seguidilla, las huelgas paralizaron la producción de crudo, el transporte de combustibles y el abastecimiento de garrafas. Estalló en el sur pero las consecuencias también se sintieron en Buenos Aires.

El combo completo afectó nada menos que al 20% de la producción de petróleo del país.

Tanto fue el descalabro que Cristina Kirchner tuvo que reprender a la CGT y a los petroleros: "En lugar de apoyarme para Presidenta, solucionen las cosas sin amenazas".

Se cuidó de excluir a los docentes de su provincia, quizá por temor a los costos políticos.

Los maestros de Santa Cruz reclaman un aumento salarial del 50%, el doble de lo que el gobernador Peralta les ofrece. En la provincia de los Kirchner, todos espejan sus salarios con los $ 15.000 que en promedio ganan los petroleros.

Pero tanto allí como afuera, el otro espejo de los reclamos gremiales es la inflación.

Y de esto Cristina no dice nada.

Peor aún: cuando Yasky, de la CTA oficialista, dijo que el tema la preocupaba, el mismo Tomada lo desmintió.

Igual que la inflación, está a prueba de desmentidos que Moyano le debe a los Kirchner el poder que acumuló . Y de eso el Gobierno tampoco puede desentenderse, por más que Cristina ahora lo rete. Que al mismo tiempo le teme , quedó a la vista en el acto por el 1° de Mayo: ella no fue, pero ordenó a todos los ministros que dieran el presente. Parecido a una película por capítulos a la que todavía le falta el final.