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Depende de Rajoy

La gran incógnita de España es si el estilo pausado y hermético de Rajoy es el indicado para atravesar sin nuevos traumas la difícil coyuntura económica y social del reino.

Lejanos parecen los tiempos (2008) en que José Luis Rodríguez Zapatero encendió una flamígera polémica cuando afirmó que España había desplazado a Italia del quinto lugar como potencia económica europea. El entonces primer ministro italiano Romano Prodi, fiel a su estilo, ensayó una réplica académica, manejando cifras con arte de prestidigitador, tarea que le impidió ver que el piso se hundía bajo sus pies por el trabajo de zapa de cierto Silvio Berlusconi.

Berlusconi tomó el relevo y llevó hasta sus últimas consecuencias la discusión hasta inferirle a Zapatero la humillación y el escándalo de dejarlo plantado en la conferencia de prensa que debían ofrecer ambos tras una reunión cumbre (2009) que fue la cumbre de la estulticia.

Dos años después, ambos fueron derribados de la cima del poder por los vendavales de la crisis que recorre el mundo diseminando espectros. Los españoles plebiscitaron a Mariano Rajoy. Raro político que basó su campaña proselitista sobre una sola palabra: "Depende". Con ella respondía a cualquier pregunta: llegó al extremo de contestar "Depende" cuando se le pidieron definiciones sobre su futuro gabinete.

Se dice de él que forjó su personalidad a la sombra de Manuel Fraga Iribarne, ex ministro de Francisco Franco, co redactor de la Constitución democrática que rige las instituciones del reino y virtualmente entronizado como patriarca de Galicia. Rajoy es su exacta contrafigura. Fraga embestía como un Mihura, Rajoy se cubre hasta de las suaves corrientes de aire político. El problema para él es que le esperan huracanes.

Con cinco millones de desocupados, con miles de indignados en la calle, con decenas de miles clamando ante los bancos que les reciban como dación de pago la casa que compraron con hipotecas, con los embates de Angela Merkel contra esos pueblos del sur que no terminan de ser europeos, deberá apagar incendios por doquier.

Y no es cuestión de tomar préstamos: el 16 de noviembre, el Tesoro español pagó un rendimiento récord de 6.975 por ciento en la subasta de bonos de deuda a 10 años, es decir, casi cinco puntos más que el interés que se exige a los alemanes.

Pero recibe una España liberada de la macabra asechanza de la ETA (obra del astuto y valiente Alfredo Pérez Rubalcaba, que no merecía ser enviado por el Psoe al sacrificio).

España está sumergida en la mayor crisis económica desde que terminaron la Guerra Civil y los años duros de supervivencia con boniato (batata). Mientras la Unión Europea y su euro tambalean, y la dupla Merkel-Sarkozy diseña varias Europas en nombre de una sola Europa, lo único que puede preverse de Rajoy es que no se lanzará a desesperadas aventuras en solitario.

Pero el manejo galaico del tiempo raramente coincide con el de las demás etnias turbulentas que conviven en la piel de toro. Naturalmente, todo dependerá.