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¿De qué se ríen las modelos?

Según se sabe una depre la tiene cualquiera, sólo basta con vivir y acordarse, algún jueves por la tarde que una se va a morir y la pintura de uñas se hace un pegote antes de terminarse.

Lo primero puede atribuirse a dilemas existenciales y lo segundo a la pavada mas atroz, pero cualquiera sea la modalidad de la depre que se elija, las declaraciones de las modelitos de las revistas, pueden llevar a un suicidio venturoso.

Quizás sea una obviedad señalar que en ese cielo glamoroso y satinado de las pasarelas, la infelicidad no existe. Nunca parece una mina declarando: "Estoy hecha pelota, tráiganme dos quintales de rivotril que me los inyecto en el dedo gordo". Lejos de eso, todas gozan de una resplandeciente euforia que en el acto una quisiera copiar pero no atina cómo hacerlo. Veamos algunos de sus axiomas:

"Me encontré a mí misma y me amo más que nunca"

Copio textualmente las declaraciones de una de ellas que me sonríe desde una revista, demostrando su estado de goce pleno. "Mi transformación tiene que ver con encontrarme conmigo". ¡Justo me lo viene a decir a mí que soy tan distraída que nunca recuerdo dónde me he dejado! Le pregunto a mi marido que hace diez días está viendo jugar a Messi sin levantarse ni para hacer pis: "Viejo, ¿vos sabés dónde me dejé?". Como, aunque voluntarioso está un poco sordo, contesta: "¿Y ahora qué carajo perdiste?" Y sin apartar la vista del televisor comienza a darme pistas: "Los anteojos están dentro de la heladera y las llaves las vi en el horno. Noto que ha perdido toda paciencia. Desisto de encontrarme a mi misma y leo otras declaraciones".

"Ser modelo y tonta, ya fue"

¡Oh, como la envidio! Mil veces he tomado la decisión de no ser tonta y nunca conseguí que "fuera". ¡El sueño de levantarme un mañana, más inteligente que Susan Sontang, y más conocida que Umberto Eco! Sin embargo, por más que leo y releo no me doy cuenta cómo hizo ella para lograrlo. Me martirizo aun más: ¿por qué ella puede y yo no? Moqueo un poco sobre el papel satinado... No me rindo, ¡algún modo habrá para ser tan feliz!

Alternativas exultantes

Todas y cada una de ellas se las ingenian para tener las desgracias más alentadoras que se pueda imaginar. La recién separada reflexiona: "Por fin puedo ser y, encontré la verdadera felicidad", y "además no tengo que aguantar mas a ese hijo de puta" (esto último es agregado mío porque los ex de estas damas son tan perfectos que una no entiende por qué se separaron).

Hay otra que alcanza la felicidad sembrando pepinos orgánicos en Punta del Este, en la glorificación de la madre naturaleza; aquella otra que es también una joven empresaria de éxito y algunas muestran su casa, en lugares maravillosos, nada que ver con mi Abasto en sangre.

Las que están solas esperan empecinadamente el amor vestidas de seda turquesa, y las demás o están embarazadas o a punto de estarlo. Las miro con desconsuelo, sólo me alienta la que me jura que desde la Polinesia el mundo se ve fenómeno. ¿Con la "Sube" llegaré hasta allí?