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Cuba normaliza sus relaciones con el exilio

* Por Jorge Castro. A partir del lunes 14 de enero han sido eliminados los "permisos de salida" de Cuba y se ha extendido a 24 meses prorrogables la permanencia de los ciudadanos en el exterior.

Nota extraída del diario Clarín.

A partir del lunes 14 de enero han sido eliminados los "permisos de salida" de Cuba y se ha extendido a 24 meses prorrogables la permanencia de los ciudadanos que viajen al exterior. En sentido inverso, todos los cubanos que habiten fuera de la isla -son 2,5 millones-, aunque hayan perdido su residencia en ella, pueden regresar sin obstáculo alguno.

Esta medida de doble vía tiene por objetivo normalizar las relaciones entre la isla y la diáspora cubana, una de las más numerosas del mundo en proporción a sus 11,3 millones de habitantes.

El año pasado, Cuba recibió a 500.000 cubanos-norteamericanos (5 veces el número de los que viajaron en 2008), que se trasladaron en 70 vuelos charter por semana desde 11 aeropuertos de EE.UU., y que remitieron U$S 2.500 millones a sus parientes y amigos.

Se estima que la comunidad cubana-norteamericana está en condiciones de remitir/invertir en la isla una cifra 5 veces superior a la del año pasado en un plazo de 5 años.

El problema principal del proceso de reformas en Cuba lanzado por Raúl Castro en 2007 es la carencia de actores sociales capaces de protagonizarlo. La estructura económico-social creada por la revolución ha sido un sistema de destrucción de valor, en el que los salarios estaban disociados del mecanismo de producción, con niveles de productividad nulos o negativos. El único incentivo que poseía para la acumulación provenía del subsidio soviético, U$S 3.000 millones anuales. Con la implosión de la Unión Soviética (1991), el producto cayó 30% en los dos primeros años y otro porcentaje similar en los siguientes dos, mientras que el comercio exterior se hundió 75%.

Fidel Castro fijó dos prioridades ante el colapso de 1991: evitar la desintegración del Estado como fuente de empleo y salvaguardar los gastos en educación y salud.

El resultado fue un gigantesco déficit fiscal (30%/40% del PBI), que desató la hiperinflación y hundió los salarios reales, con la virtual desaparición del peso cubano.

Al mismo tiempo, la "fuerza de trabajo" se reveló como una inmensa masa amorfa ajena a las tareas productivas y que recibía del Estado un subsidio por desempleo en forma de salarios de U$S 20 mensuales promedio.

Esto hace que Cuba, a diferencia de China y Vietnam, carezca de clases sociales (campesinado, trabajadores industriales) capaces de encarnar las reformas.

De ahí que la iniciativa sólo pueda provenir de la cúspide del Estado, con el riesgo constante de transformar toda medida innovadora en una invitación al descontrol y la anarquía. Por eso la normalización de las relaciones con la comunidad cubana del exterior, ante todo norteamericana, puede ser la mayor iniciativa de liberalización tomada por Raúl Castro en los últimos 5 años.

El reencuentro de los cubanos-norteamericanos con sus parientes de la isla, entre los cuales ya hay unos 250.000 microemprendedores, a los que hay que sumarles otros 250.000 que mantienen todavía sus puestos formales en el Estado (muchos de ellos profesionales y científicos de primer nivel, con salarios de U$S 20/30 mensuales), es la chispa que ha desatado la creación de los actores del proceso de reformas de los que la isla hasta ahora carecía.

La comunidad cubana-norteamericana integra la elite de la sociedad estadounidense.

Posee 140.000 empresas en EE.UU., muchas de ellas medianas y grandes, y de carácter transnacional. Su nivel de ingreso per cápita es de U$S 70.000 anuales, superior al promedio del país, con un porcentaje de graduados universitarios en relación a su población (23% sobre 1,5 millones), que la coloca en el tercio de arriba de la pirámide educativa norteamericana.

Ahora ha comenzado el proceso de fusión entre los dos pueblos cubanos, el de la isla y el radicado en EE.UU. Es probable que de este hecho surja uno de los grandes cambios cualitativos de la primera mitad del siglo XXI.