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Cristina busca retomar la agenda progresista

La decisión de Cristina de enviar al Congreso un proyecto para regularizar el empleo en negro buscó el objetivo de evadir la agenda de la "derecha".

Extraído de La Nación

Por Mariano Obarrio

La decisión de la presidenta Cristina Kirchner de enviar al Congreso un proyecto para regularizar el empleo en negro buscó el objetivo de retomar la agenda clásica de la Casa Rosada y evadir la agenda de la "derecha" y de las "corporaciones" que, según ella, aprovechan el fin de ciclo para castigar al Gobierno por la inseguridad, el narcotráfico y el ajuste de la economía.

"El objetivo fue volver a la discusión en el Congreso de cómo hacemos para seguir incorporando trabajadores en el mercado formal de trabajo y no tener que explicar por qué ahora buscamos financiamiento internacional, hablamos con el FMI y el Club de París", señaló a LA NACION un funcionario oficial.

"El otro gran objetivo a corto plazo es bajar la inflación a 1% en dos o tres meses", confió otra alta fuente. El ministro de Economía, Axel Kicillof, descuenta que la inflación caerá a 2% en abril y que luego seguirá bajando, contra lo que pronostican casi todos los economistas privados.

La Presidenta pretende que tras la devaluación, la alta inflación y las subas salariales por debajo del 30%, el poder adquisitivo no decaiga, porque ello podría acentuar la baja de la actividad y generar despidos en algunos sectores complicados. Es justamente lo que quiere evitar.

Dentro del Gobierno hay una discusión sobre la manera de comunicar hacia la militancia juvenil las nuevas medidas que contradicen abiertamente la filosofía nacional y popular del "modelo de inclusión", tal como lo había concebido el ex presidente Néstor Kirchner.

Desde hace seis meses, Cristina ordenó reanudar las negociaciones con el Ciadi, sincerar el Indec, acordar con el FMI, ofrecer un plan de pagos al Club de París, indemnizar a Repsol, reabrir el canje con los hold- outs, devaluar el peso, subir las tasas de interés, aumentar las tarifas de gas y agua, pedir financiamiento internacional y enfriar la economía.

La Presidenta había juramentado que nunca iba a caer en esas políticas, reclamadas por los economistas ortodoxos, y que para hacerlo debían esperar el fin de su mandato. También presentaba como éxito del modelo su política de "desendeudamiento": pagar deuda con reservas sin financiamiento externo.

Ahora optó por el camino inverso: tomar deuda nueva para cancelar deuda vieja. La crisis cambiaria y la caída de reservas la obligaron a revisar sus dogmas. Incluso, Cristina quedó descolocada con las organizaciones sociales que le responden luego de que el diputado Carlos Kunkel presentó un proyecto de ley para reglamentar los piquetes, limitar el derecho a la protesta y clasificarlas entre "legítimas" e "ilegítimas". Algunas organizaciones salieron a cuestionarlo.

La Presidenta tiene fuerte preocupación porque la actividad económica podría dar paso a despidos que por ahora no son masivos. En ese nuevo escenario, la CGT opositora de Hugo Moyano y sus aliados le hicieron perder la calle asociados a las organizaciones piqueteras díscolas y de izquierda. El objetivo del proyecto de Kunkel es desactivar futuros piquetes a nivel nacional.

Para terminar de debilitar el impulso de Moyano, la Presidenta espera poder cerrar las paritarias con varios gremios por debajo del 30% y entonces anunciar una rebaja en el Impuesto a las Ganancias para aliviar el impacto en el consumo de la clase media. Pero aún así ella consideraba que necesitaba pasar al frente y retomar la iniciativa.

Es por ello que a la rebaja en Ganancias, al impulso de Kicillof para que el índice de inflación se estacione en el 1% y que no sobrepase el 20% en 2014, la Presidenta sumó el proyecto antipiquetes y el blanqueo.

De ese modo, Cristina Kirchner pretende compensar eventuales despidos con la incorporación en un año de 300.000 trabajadores en negro al mercado formal de empleo, por medio de la reducción de los aportes patronales, y llegar a 650.000 trabajadores en dos años, para tener a mano un anuncio positivo en materia de creación de empleo cuando lleguen las elecciones presidenciales de 2015, acorde con la agenda tradicional del modelo kirchnerista.