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Crimen de Mariano Barbieri en Palermo: uno de los sospechosos tiene marcas de pelea en el cuello

Según los médicos legistas, Mariano Barbieri se defendió del robo y logró hacerle arañazos a su agresor.

Mariano Barbieri, el ingeniero asesinado en Palermo, se resistió en el robo en el que fue asesinado y se defendió de su atacante, según pudieron establecer los investigadores. Uno de los sospechosos tiene marcas de pelea en el cuello, por lo que podría verse complicada su situación judicial.

El sospechoso señalado fue identificado como Isaías José Suárez, un hombre argentino de 29 años con antecedentes penales, que tenía una vestimenta parecida a la del agresor, presuntamente identificado en un video captado por una cámara de seguridad. Entre su ropa, una bufanda parece tener manchas de sangre y será analizada.

El sospechoso presenta dos escoriaciones lineales de unos centímetros y de data reciente en el cuello, que se presume fueron producto de un forcejeo con Barbieri.

Además, según los investigadores, el hombre le habría confesado a un grupo de amigos del Barrio 31: “Uno se me paró de manos y le tuve que dar un puntazo”.

Por otro lado, se determinó que la huella parcial encontrada en la hoja del cuchillo no sirve porque no alcanza la cantidad de puntos de pericia para poder establecer una comparación, indicó el periodista Sebastián Domenech al aire de TN.

El otro sospechoso es un ciudadano venezolano de 25 años. Ambos serán sometidos a una rueda de reconocimiento para ver si alguno es identificado por el único testigo presencial del homicidio de Barbieri.

El primero de los sospechosos, que tenía una gorra y una bufanda similares a las que se ven en las filmaciones, fue visto antes de ingresar a la Plaza Sicilia por el Jardín Japonés. El horario coincide con el mismo que hizo Barbieri la noche de ese miércoles 30 de agosto.

 

Cómo fue el crimen del ingeniero en Palermo

El crimen ocurrió la noche del miércoles pasado cuando Barbieri caminaba por el interior de la Plaza Sicilia en Palermo. Después de ser atacado por un delincuente que lo apuñaló para robarle el teléfono, recorrió 300 metros y se derrumbó en un comercio donde pidió ayuda en la esquina de Avenida del Libertador y Lafinur.

Según el relato de los testigos, antes de caer al piso de una heladería, el ingeniero dijo: “No me quiero morir”.

Las cámaras de seguridad del local filmaron el momento exacto en el que ingresó con una herida en el pecho y les pidió ayuda desesperada a los clientes y empleados que estaban en el lugar. Si bien fue llevado a un hospital, murió a los pocos minutos.

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