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Corridas y gritos de los ahorristas desesperados tras la caída de Generación Zoe

La noticia del pedido de captura del CEO, Leonardo Cositorto, quienes había confiado sus ahorros intentan recuperar su dinero. 


Quedan 20 personas en la puerta, pero se estiman casi 200 en una larga y tensa fila dentro del edificio de Generación Zoe en la calle Crisólogo Larralde al 1800, la sede central de la organización.

Todos quieren una cosa: cobrar, ver de vuelta su dinero. Algunos creen que lo lograrán. Otros, no tanto.

La escena se disparó de inmediato luego de que la fiscal cordobesa Julieta Companys decidió imputar por estafa y asociación ilícita a Leonardo Cositorto y Maximiliano Batista, CEO y número 2 del polémico holding acusado de regentear un masivo esquema Ponzi y ordenar sus detenciones, luego de que tres inversores los denunciaran por no devolver el dinero, que tomaron bajo promesa de fabulosas tasas de intereses, en una trama atravesada por el coaching ontológico. Fuentes policiales aseguran que Cositorto estaría en Colombia, pero en Crisólogo Larralde, los pocos de Generación Zoe que quedaron para dar la cara toman nombres y números. Hay personal de seguridad, patovicas que intimidan a quienes los filman. “Yo vine y treinta lucardis puse, si no, ¡quedaba afuera!”, vociferó uno.

Otros son más picantes todavía. “Pusimos 100 dólares. Hace 8 meses. ganamos guita pero ahora se frenó y vinimos a recuperar la inversión inicial”, dice un hombre de 40 años, con gesto adusto. Dice llevar una pistola al cinto. “Te baten que no tienen plata, pero es mentira. acá adentro hay plata y me quiero llevar la mía. En estos 20 días desaparecieron. les voy a romper el orto”, sigue otro.

Algunos dicen haber cobrado. Tiene sentido. Ningún esquema Ponzi funciona sin cobrar. Algo de solvencia tiene que tener, en un principio. “Yo entré en diciembre con unos amigos y por ahora no cobré nada. Vengo todas las semanas y nada”, afirma un desafortunado. “En enero lloré y me lo pagaron. En febrero, no cobré y ahora quiero que me reintegren mi plata”.

Adentro, se oyen corridas, gritos. La Policía de la Ciudad se vio obligada a ingresar. El personal de Zoe presente baja la línea del día, clásica en todo supuesto esquema Ponzi: para cobrar, deben reinvertir.

La denuncia que motivó la causa en la Justicia federal porteña contra Cositorto y Zoe hablaba de una cuasi-secta, una estructura mesiánica. Una jubilada, insólitamente, asegura a Infobae: “Yo acabo de reinvertir el dinero. Es lo qué hay que hacer. hay que darle un mes a Leo para que haga lo que puedas hacer y recuperar el dinero. Miren, gente, yo tengo un amigo que es muy amigo de él y me dijo si la hubiese fundido ya se hubieran ido”.

A las 15:30, un fuerte rumor sonó del otro lado de las puertas. Alguien gritó: “Van a desalojar”. Un hombre con lentes dijo que “cerrarían por hoy”, mientras pedía que Infobae no lo filme. Los ánimos ciertamente no quedaron en paz.

Mientras tanto, Cositorto está prófugo, la fiscal Companys pidió su captura internacional. Sus lugartenientes en Villa María ya comenzaron a ser detenidos. Quedan siete con pedido de captura.

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