COLUMNA DE CRISTINA WARGON: la prostitución de las casadas-Parte 3
Hasta el momento he descripto la forma más angelical de la prostitución de las casadas. Existen aún modos más terribles. El sexo como valor cambio por ejemplo o como cortina de humo para tapar otra cosa. Generalmente otro amor u otro deseo mas material.
Conozco mujeres que han conseguido un auto, joyas, unas vacaciones, un lavarropas nuevo y hasta un secarropa de moda por el sencillo expediente de fingir una buena noche de amor, de la cual emergieron sus maridos dispuestos a cualquier cosa o cualquier gasto.
Supongo (sólo supongo, porque nunca he hablado con un hombre de este tema), que se deben sentir grandes potrazos por haber exaltado a su mujer después de tantos años.
¡Pobres ! Ojalá Diosito les conserve la inocencia. Pero en fin, siendo la sexualidad femenina infinitamente más compleja que la masculina, alguna compensación habría de tener. En este caso resumida así: eyaculación cierta, orgasmo quién te dice. Por si no se entiende, quiero decir que no hay formas efectivas de saber cuándo una dama está loca de pasión o está más aburrida que urna en época de dictadura. Siempre y cuando la dama sea una buena meretriz.
Otro valor uso del sexo conyugal suele marcarse por la aparición del amante (de ella). En estos casos el fenómeno puede ser doble. En un principio la dama debe fingir con el marido a cambio de inmunidad. Hasta un tremebundo celoso tiende a tranquilizarse si su esposa está particularmente fogosa con él. No les suele alcanzar la imaginación para sospechar que tras esa fogosidad ella tapa la presencia del otro. Lo curioso de este fenómeno es que, a veces, la presencia del amante "realmente" incentiva la libido de una esposa, al punto de hacerla extensiva a su propio marido (lo que es mucho decir, me parece).
Otro componente de esa cándida prostitución de las mujeres es un viejo consejo materno, fenicio como pocos. ¡Hija, si no es con vos, será con otra". Y como ninguna quiere que sea "con otra", se esfuerzan en que sea con "ella". Sin ganas, a fuerza de puro teatro, hasta con bronca. En síntesis, como bien han dicho los monseñores reaccionarios, la institución del matrimonio la salvamos entre todos o se viene la drogadicción, la corrupción y hasta la prostitución! Y esto ya es demasiado!.
Supongo (sólo supongo, porque nunca he hablado con un hombre de este tema), que se deben sentir grandes potrazos por haber exaltado a su mujer después de tantos años.
¡Pobres ! Ojalá Diosito les conserve la inocencia. Pero en fin, siendo la sexualidad femenina infinitamente más compleja que la masculina, alguna compensación habría de tener. En este caso resumida así: eyaculación cierta, orgasmo quién te dice. Por si no se entiende, quiero decir que no hay formas efectivas de saber cuándo una dama está loca de pasión o está más aburrida que urna en época de dictadura. Siempre y cuando la dama sea una buena meretriz.
Otro valor uso del sexo conyugal suele marcarse por la aparición del amante (de ella). En estos casos el fenómeno puede ser doble. En un principio la dama debe fingir con el marido a cambio de inmunidad. Hasta un tremebundo celoso tiende a tranquilizarse si su esposa está particularmente fogosa con él. No les suele alcanzar la imaginación para sospechar que tras esa fogosidad ella tapa la presencia del otro. Lo curioso de este fenómeno es que, a veces, la presencia del amante "realmente" incentiva la libido de una esposa, al punto de hacerla extensiva a su propio marido (lo que es mucho decir, me parece).
Otro componente de esa cándida prostitución de las mujeres es un viejo consejo materno, fenicio como pocos. ¡Hija, si no es con vos, será con otra". Y como ninguna quiere que sea "con otra", se esfuerzan en que sea con "ella". Sin ganas, a fuerza de puro teatro, hasta con bronca. En síntesis, como bien han dicho los monseñores reaccionarios, la institución del matrimonio la salvamos entre todos o se viene la drogadicción, la corrupción y hasta la prostitución! Y esto ya es demasiado!.