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Barras bravas argentinos y veteranos de Vietnam: Parecidos y diferentes

Por Jorge Boimvaser. El incidente de los hinchas de Colón de Santa Fe atacando a balazos a manifestantes en la autopista (obvio ya están todos libres), nos recuerda cómo se legisló en Estados Unidos para no dar lugar a hechos violentos producidos por soldados con alteraciones mentales fruto de la guerra en Vietnam.

Por Jorge D. Boimvaser

@boimvaser

info@boimvaser.com.ar

Los años 60 y parte de los 70 fueron muy activos en cuanto a manifestaciones callejeras en los Estados Unidos. Oponerse a la guerra en Vietnam fue la principal consigna de los jóvenes de entonces (hippies y no hippies), apoyados por figuras notorias desde Mohamed Alí (Cassius Clay, la joya eterna del boxeo norteamericano) hasta John Lennon.

Aunque esté algo perdido en la memoria colectiva, el corte de calles no es un invento de los argentinos. Existía en los Estados Unidos y eran tan habituales y controvertidos como lo son hoy en nuestro país.

El tema de cuando termina mi derecho y cuando empieza el tuyo es un debate típico de sociedades que intentan vivir en libertad. Si yo manifiesto por lo que sea, en la vereda y sin molestar a nadie, paso desapercibido y nadie se fija en mi reclamo. Si corto el tránsito te jodo la vida porque quizás tu prisa sea más importante que mi reclamo, pero de esa forma me prestan más atención que siendo ordenadito y respetuoso de los derechos ajenos.

Resultó que en aquellos años de consignas tan bellas como "hagamos el amor y no la guerra",  Estados Unidos enviaba jóvenes soldados a la guerra de Vietnam y regresaban muchos de ellos grandes psicópatas, casi dementes. Siempre teniendo en cuenta quienes volvían del frente de batalla físicamente intactos, aunque estropeados del cerebro.

En los gabinetes psiquiátricos del ejército yanqui se acuñaron términos como "intoxicación auditiva" (producto de bombardeos y todo tipo de detonaciones armamentistas), "intoxicación olfativa" (respirar el hedor de cadáveres apiñados en los campos de batallas sin que nadie les dé sepultura) e "intolerancia extrema", o sea, pérdida total de la paciencia.

En una marcha y corte de avenidas en New York, un ex soldado veterano de Vietnam que esperaba con su auto que terminara la movilización, sacó un arma y empezó a disparar contra la multitud.

Igual que los barras de Colón de Santa Fe días atrás en la ruta 9, el mismo tipo de psicopatía pero motivado por distintas causas.

Algo similar ocurría cuando se apiñaba basura en la calle y por algún motivo no la levantaban. Los fuertes olores le recordaban a los ex soldados su paso por Vietnam y entraban en crisis compulsiva, tenían que salir a matar al enemigo y en las calles de USA el enemigo era cualquiera que apareciera en el camino. La contaminación olfativa con que regresaban del campo de batalla estaba produciendo estragos en las calles e Estaos Unidos.

Y el último detalle. Si se juntaban chicos a escuchar música alzando el volumen del equipo en horas de la noche, otra vez el síndrome Vietnam aparecía en los ex soldados. Primero –a veces, no siempre- podían pedir que bajen la música, después como si nada salían arma en mano a tirar a diestra y siniestra como si fuera la jungla asiática.

Hay miles de casos registrados sobre la psicopatía post guerra.

¿Qué hicieron los legisladores de USA? Una ley sacada casi de apuro fue impedir que las manifestaciones cortaran el tránsito e impidieran la movilidad de los autos y micros. Se les explicó a los organismos de derechos civiles que el fondo de la medida no era impedir las movilizaciones, sino restringirlas para evitar que los psicópatas se sintieran atrapados como estuvieron en la guerra y así evitar muertes de violencia extrema –e inútil- en las calles. 

Mientras corría por cuerda separada los tratamientos psicológicos para rehabilitar a la vida civil a los combatientes de Vietnam, se buscó evitar males mayores evitando cortes de calles totales, toda marcha debe dejar espacio libre para el tránsito vehicular.  Hoy no se precisa la burocracia de una orden judicial para que se libere una calle, la policía yanky (que no es una joyita por cierto) tiene libre facultad para intervenir  tanto en las calles como en los llamados ruidos molestos. La cuestión de evitar los olores nauseabundos también fue una señal de alarma para que en todo el territorio no se disparara el recuerdo olfativo de la guerra en Vietnam.

Fueron leyes de emergencia para evitar daños mayores, así lo entendieron los organismos de derechos civiles y no se opusieron. Como EEUU siempre anda dando guerras en todo el mundo, esas leyes tienen vigencia permanente. Antes era Vietnam, hoy Afganistán.

Los veteranos del sudeste asiático habían sufrido las consecuencias terribles de toda guerra. Pero, ¿de qué guerra vienen los barra bravas que se atreven a tomar un crucero –como los hinchas de Racing- como si fuera una tribuna futbolera o los fans de Colón que empiezan a los tiros contra manifestantes que le impiden el paso en una ruta?

De a poco nos fuimos acostumbrando a convivir con una violencia estúpida (como la mayoría de las violencias, o casi todas) y a nadie se le ocurre ni aplicar las leyes vigentes ni adaptarlas al entorno social en que vivimos. Los barras son psicópatas casi igual que los soldados que combatieron en Vietnam, con la diferencia que en ellos hay mucha ambición de poder desmedido, mucha droga, un apasionamiento destructivo hacia los otros y nunca una causa que aunque por asomo parezca justa. Ellos se hicieron dueños de los lugares que transitan y eligen a voluntad estar pacíficos o violentos. Los jueces los detienen, le encuentran armas ilegales y así y todo los dejan en libertad en cuestión de horas. Disparar a una multitud se llama legalmente intento de homicidio, pero ser barra tiene sus privilegios. ¿Los barras son los únicos psicópatas violentos con licencia para matar? No, hay otros también que gozan esos "privilegios".

Una ley absurda en nuestro medio como fue enseñarles "buenos modales" a los custodios de locales nocturnos (patovicas)  fracasó rotundamente. Con título habilitante y todo siguen sumando víctimas casi todos los fines de semana con total impunidad.

Increíblemente los soldados que pelearon en Malvinas casi nunca generaron disturbios por el síndrome post traumático de haber estado en una guerra.  ¿Por qué entonces la sociedad debe convivir con los psicópatas que hacen de la violencia una canilla libre a su antojo y jamás estuvieron en algún frente de batalla?  Tan dementes como los que estuvieron en Vietnam, pero también tan diferentes.