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Alberto Fernández se reunió con el Papa Francisco en el Vaticano

El Presidente y el Sumo Pontífice dialogan a solas en la Biblioteca de la Santa Sede: la deuda externa, la despenalización del aborto, la geopolítica en América Latina y el Cambio Climático, los temas en agenda.

“Santo Padre, qué gusto verlo”. “Bienvenido”. Desde las 10.26, hora de Roma, Alberto Fernández se reunió a solas con el papa Francisco en el Vaticano. El encuentro duró 44 minutos.



El Presidente adelantó que la despenalización del aborto no será un tema central del encuentro, opinó que el Papa está más allá de la puja política entre peronistas y antiperonistas, y apagó un insignificante chisporroteo diplomático enviando a la Nunciatura Apostólica la nominación de María Fernanda Silva como embajadora argentina ante la Santa Sede.

El tono del primer intercambio entre ambos dio la pauta de que se trataría un encuentro distendido. Tras saludarse, Fernández le indicó a Francisco: “Pase usted”. “No, primero el monaguillo...”, respondió Francisco. Ambos rieron e ingresaron a la Biblioteca Privada del Vaticano.


Hace casi cuatro años, Mauricio Macri llegó a Roma para reunirse con Francisco. Nunca hubo buena relación entre ambos, y la comitiva oficial estaba integrada por Marcos Peña, Juan Manuel Urtubey, Alfredo Cornejo y Rosana Bertone, entre otros. El Papa tenía asuntos pendientes con el expresidente, el ex jefe de gabinete y los ex gobernadores de Salta, Mendoza y Tierra del Fuego, y sólo aguardaba su oportunidad para hacer la faena sin ir a misa.

La audiencia se extendió por 22 minutos y fue un fracaso de la diplomacia política de la administración de Cambiemos. Macri llegó con una idea a la Biblioteca Vaticana, y Francisco con otra. No hubo empatía, y la cita a solas fue un diálogo formal y de apariencias.

Alberto Fernández conoce al Papa y tienen afinidad ideológica. Se comunican vía mail o por medio de una línea telefónica -fija-, y sólo tienen una diferencia que no habrá manera de saldar: la despenalización del aborto. El presidente está convencido de ese derecho obvio en el siglo XXI, y Francisco considera lo contrario, casi como un teólogo creado por Umberto Eco para el Nombre de la Rosa.

Sin embargo, la sanción de una ley despenalizando el aborto no abrirá un surco infranqueable entre ambos jefes de Estado. Francisco defiende los cánones eclesiásticos y también aboga por la libertad de pensamiento y el espacio soberano de los países. El Papa protege los ritos de la Iglesia, pero respeta las consecuencias de la Paz de Westfalia.

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