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Aislado y sin salvataje K, Moyano explora retirada

* Por Pablo Ibáñez. Hugo Moyano sólo proyecta malas noticias. Da por hecho, en estas horas, que la Casa Rosada diezmará a la tropa sindical de las boletas K y que, aun con la furia presidencial apaciguada, su vínculo con Cristina de Kirchner sólo puede empeorar.

Explora, incluso, el peor escenario: una retirada, en el mejor de los casos negociada, de la jefatura de la CGT, el repliegue en Camioneros y la proyección de sus dos hijos, Pablo y Facundo, a quien sueña ver jurar como diputado nacional el 10 de diciembre.

Jefe de la Juventud Sindical, «Facundito» sería beneficiario de uno de los tres escaños en el Congreso que el Gobierno cedería a la CGT.

Sobreactúa, con picardía, una debilidad -anteayer aseguró «no sentirse importante»-, y hasta deja circular nombres para su sucesión. El planteo, frente a la hipótesis de una salida de la CGT, es que el moyanismo, como bloque político sindical, imponga al heredero.

De la histórica MTA, se mencionó a Omar Viviani. Nada más que un ejercicio de verticalismo explícito. Pero en ese espacio anida otra figura: Juan Carlos Schmidt, de Dragado y Balizamiento. El santafesino, que ayer hizo campaña con Agustín Rossi, acumula cartas a favor.

Máxima lorenzista

A pesar de su lealtad al camionero, Schmidt forma parte del bloque de sindicalistas bien vistos por la Casa Rosada. Encaja, además, en la máxima lorenzista de que el jefe de la CGT debe ser de un gremio chico para evitar que uno grande se apropie de la central.

Aunque contraría esa tesis, alguna voz incluye a Antonio Caló, jefe de la UOM, en la grilla mientras que ronda, hace tiempo, Gerardo Martínez (UOCRA). Es la amenaza inevitable -lo fue Caló en 2008- para que, en todos los casos, la Casa Rosada incida sobre la jefatura cegetista.

Por ahora, se trata de cálculos prematuros a la espera de una auténtica aparición del camionero en la novela de las críticas de Cristina de Kirchner. Esta tarde, pasado el mediodía, reunirá al consejo directivo de la CGT, con cita ordinaria, pero para marcar postura sobre el castigo presidencial.

Exógeno

En principio, Moyano no canalizaría ningún planteo que signifique agudizar el conflicto con la Casa Rosada. Sin embargo, en el círculo más cerrado, su núcleo original de Camioneros lo incita a reaccionar frente a las imputaciones de Cristina de Kirchner.

Es más: anoche, en el gremio se analizaba -se descartó, pero tarde se volvió a evaluar- una posible masiva movilización a La Plata, donde se reunirá, este atardecer, el Consejo del PJ nacional, en el que Moyano es vicepresidente.

Es un acto reflejo del moyanismo: cuando trascendió el exhorto suizo, la primera reacción fue programar una marcha a Plaza de Mayo. Aquella vez fue por el karma judicial, un asunto que acecha al jefe de la CGT.

«Moyano es, ante todo, camionero», dicen en CGT. «Moyano es verde», referencia al color de su gremio. Allí se refugia y allí anida el núcleo más duro: es el que, luego de las críticas de Cristina, le sugirió reaccionar y ahora lo anima a emprender una ofensiva.

«¿Y a quién va a poner el Gobierno en lugar de Moyano? ¿A Cavalieri, a Gerardo? Imposible: un Gobierno progresista no puede tener a un dirigente de los 90 al frente de la CGT», gruñó, anoche, un cacique moyanista. Es el reino de lo impredecible.

El nivel de incertidumbre es tal que ayer Juan Carlos Mazzón bajó la indicación de asistir agenda abierta a la cita, expectantes de las consignas que sume el pelotón gremial. Presumen que no habrá sorpresas, pero, por las dudas, están listos para un contraataque.

Equilibrista, Daniel Scioli ya tiene redactadas las dos mociones que tirará sobre la mesa: respaldo al Gobierno y unidad detrás de la Presidente (ver pág. 13).

Gitaneada

Un dato exógeno al mundo camionero lo empuja a creer que su continuidad en la CGT está en peligro. El 31 de mayo se vota en el Sindicato de Comercio de Capital Federal, donde Armando Cavalieri resiste la avanzada de Oscar Nieva, de inocultable simpatía moyanista.

Nieva, patrocinado por el camionero, enfoca su campaña en los afiliados de supermercados que ven cómo, cuando Moyano avanzó sobre las áreas de logística, duplicó los sueldos de los afiliados que antes pertenecían a la esfera gremial dominada por Cavalieri.

Para el jefe de la CGT, ese sindicato forma parte de una maniobra táctica: el triunfo de Nieva sería la escala previa para desembarcar, en septiembre, en la Federación de Comercio, uno de los clanes que ostentan mayor cantidad de delegados al Congreso de la CGT.

Por información o instinto, Moyano entrevió que no contará con la asistencia oficial para destronar a Cavalieri. Ese trámite acepta la relectura inversa; la eventual cobertura K sobre «el Gitano» implica abortar el plan para la reelección moyanista en junio de 2012.

Cuando, el 31 a la noche, se cuenten esos votos, Moyano podrá desechar sus presunciones o, por el contrario, asimilarlas como indicios de lo que vendrá.