A 10 años de la muerte de Alejandro Romay: fotos y anécdotas para recordarlo

El 25 de junio de 2015, la televisión argentina perdió a uno de sus grandes arquitectos. Alejandro Romay, el mítico “Zar de la televisión”, murió a los 88 años en su casa del barrio de Belgrano. Una década después, su impronta sigue latente en los medios, en los teatros y en la memoria de quienes crecieron con sus producciones.

Nacido en Tucumán el 20 de enero de 1927, Romay forjó una historia de superación que comenzó a los 13 años como locutor en Radio Tucumán. Apenas cinco años después, ya dirigía LV12 Radio Aconquija. En 1947 se instaló en Buenos Aires y pronto se convirtió en figura clave de la radiofonía nacional, con pasos por Radio Libertad (hoy Del Plata), y en teatros como El Nacional, del que fue dueño y programador durante décadas.

Pero su nombre quedó definitivamente ligado a Canal 9, al que ingresó como director general en 1963 y del que se convirtió en socio mayoritario. Desde allí ideó una televisión popular, masiva y nacional. Fue mentor de ciclos emblemáticos como Grandes valores del tango, Alta comedia, Feliz domingo, Música en libertad, Titanes en el ring y las telenovelas que marcaron una época: Amo y señor, La extraña dama, Mujercitas, Ricos y famosos o Más allá del horizonte.

En 1974, en plena turbulencia política, Romay fue forzado a dejar Canal 9 bajo la amenaza de una intervención estatal dispuesta por el gobierno de Isabel Perón. En una escena de película, lo sacaron del canal a punta de pistola. Se exilió en Puerto Rico y regresó con la vuelta de la democracia. En 1984, ganó la licitación de la señal con su productora Telearte, la renombró Canal 9 Libertad y vivió allí su segunda época dorada.

Alejandro junto a tres de sus cuatro hijos, Mirta, Omar y Diego, y al amor de su vida: Lita, con quien se casó el 9 de enero de 1953, después de dos años de noviazgo.

Romay tenía un instinto único para detectar talentos. A él se le atribuye el lanzamiento de figuras como Silvio Soldán, Marcelo Tinelli y Natalia Oreiro. Fue también quien ideó el almuerzo más longevo de la televisión argentina. “A Mirtha se le iluminó la cara”, escribió en MemoriZar, su libro de recuerdos, sobre la génesis de Almorzando con Mirtha Legrand, un ciclo que en 2025 sigue al aire.

En la fiesta de fin de año de 1990 se lo ve con Juan Carlos Calabró, Mirtha Legrand, Carolina Papaleo, Patricia Palmer, Ivo Cutzarida y Guillermo Andino, entre otros.

En los años 90 continuó expandiéndose: sumó Radio Belgrano, FM Feeling, Buenos Aires Cable y hasta el canal 41 en Miami, con contenidos dirigidos a la audiencia hispana. En paralelo, dejó huella en el teatro: su sala El Nacional brilló con obras como Hair, Mi bella dama, Tanguera y Jesucristo Superstar, que en 1973 fue frustrada por una bomba colocada en la puerta del teatro.

Aunque se retiró del mundo de los medios a fines de los 90, Romay no dejó de crear. Su última gran apuesta fue la reapertura del Teatro El Nacional en 2000, cumpliendo una promesa hecha a su esposa, Leonor "Lita" Rosio, con quien tuvo cuatro hijos. Murió el 25 de junio de 2015, pero dejó una obra inmensa que hoy, a diez años, sigue viva en cada pantalla, en cada escenario y en cada recuerdo.

Pablo Alarcón, figura de muchas novelas del 9, en un lanzamiento de programación del canal con Betina O’Connell, Juan Leyrado y Berugo Carámbula.  

Grandes anécdotas del Zar

1) Alejandro Romay fue muchas cosas: pionero, empresario, visionario, pero también un hombre solidario, que supo tender la mano sin esperar nada a cambio. Patricia Palmer, actriz y exdirectora artística de Canal 9, recuerda un gesto que la marcó para siempre. Corría 1989, en plena hiperinflación. Agobiada por una deuda imposible de pagar, se animó a pedirle una reunión. Apenas entró a su oficina, nerviosa y temblando, Romay entendió todo. Sin rodeos, le dijo a su secretaria: "Gladys, traele a la nena la plata que necesita". En minutos, Patricia tenía una pila de australes sobre el escritorio. Cuando preguntó cómo se lo devolvería, él la tranquilizó con una frase que nunca olvidó: “No te preocupes por la plata. Acordate siempre de esto: el problema nunca es el dinero”.

Con Alberto de Mendoza, Rodolfo Ranni, Analía Gadé y Héctor Alterio cuando inauguró un teatro en Madrid.

 2) Cuando vio en las ternas de 1970 de APTRA que los programas de su canal casi no existían, prohibió a sus elencos concurrir a la fiesta. Fue una situación incómoda para Zulema Speranza, que era candidata a actriz de reparto por su labor en la novela Estación Retiro. Ella concurrió igualmente y fue galardonada con el Martín Fierro. Pero al día siguiente Romay la despidió. (Del libro Un siglo de secretos en el espectáculo de Jorge Lafauci).

3) Alejandro Romay fue un apasionado del teatro, pero también un sobreviviente. Dos de sus salas fueron blanco del fuego, literal y simbólico. En 1973, una bomba destruyó el Teatro Argentino justo antes del estreno de Jesucristo Superstar. Nueve años después, en plena dictadura, el Teatro El Nacional ardió por completo tras un sketch de la revista Sexitante que incomodó al régimen. A lo largo de su vida llegó a manejar siete teatros —tres propios y cuatro alquilados— y en todos ellos montó obras que rompieron récords de taquilla. Por sus escenarios pasaron las más grandes figuras del espectáculo argentino. Romay no dejaba nada librado al azar: si faltaba alguien, no dudaba en levantar él mismo el telón o en ponerse a cortar entradas. Porque para él, el show siempre debía continuar.

En 1958 condujo Lluvia de Estrellas en Radio Libertad. Aquí con Jorge Maciel, Alfredo de Angelis y Fanny Ruth, entre otros.

4) Aunque los contenidos de Nuevediario eran definidos por Carlos Larrosa y Horacio Siegrist, Alejandro Romay no delegaba del todo. Detrás de cada emisión, su presencia era constante y meticulosa: solía llevarse a su casa del Bajo Belgrano las notas grabadas en cintas de 16 mm para verlas en su proyector personal. Todo tenía su control. La rutina final del noticiero, trazada a mano por el gerente de Noticias, debía seguirse al pie de la letra. Una noche, Romay bajó al estudio de Canal 9 y comenzó a hacer preguntas técnicas muy puntuales. Juan José Maderna, productor, y Manuel Castro, a cargo de las noticias internacionales, se miraron preocupados. "Sonamos", le dijo Castro a su compañero. Las respuestas a las inquietudes de Romay fueron todas negativas. Entonces, el Zar, con tono resignado, concluyó: “Evidentemente, saldremos en emergencia”. Cuando se alejó, Castro soltó una broma que resumía la realidad técnica del noticiero: “Hace seis años que salimos en emergencia”. Una humorada que retrataba con ironía cierta precariedad estructural, pero también el carisma de un noticiero que, aun con limitaciones, se convirtió en un éxito de audiencia.

5) Su hija Viviana contó en una entrevista a La Nación, que su papá "daba las indicaciones de cómo se debía poner la mesa. Siempre pensé que eso era cosa de mi mamá que le decía a la empleada que trabaja en casa, que era como una hija para ellos. Un día fue ella la que me dijo que papá era el que elegía el mantel, la vajilla. Lo que sí hacía mi mamá era elegirle, todos los días, la ropa que usaba él."

Con Cipe Lincovsky, Elizabeth Killian, Ignacio Quirós, Laura Bove, Juan Carlos Calabró y Silvio Soldán, entre otros, en un homenaje a Narciso Ibáñez Menta.

6) Dicen que en su canal no había jerarquías a la hora del respeto. Para Alejandro Romay, daba igual si se trataba de una primera figura, un director de renombre, un camarógrafo o un operador de luces: a todos los saludaba con la misma calidez. Conocía los nombres de cada uno, se interesaba por sus vidas y estaba siempre dispuesto a escuchar. No era raro verlo caminar por los pasillos del canal, enterado de los problemas personales de su equipo y con la voluntad genuina de tender una mano.

Marta González e Inés Moreno, protagonistas de varios éxitos de Romay en Canal 9.

(Fuente: Revista Pronto)