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Y una noche Bersuit volvió

* Por Juan Andrade. Quilmes Rock. La última jornada sumó más gente que ninguna. Fue gracias a unos Bersuit sin Cordera y a un Ciro fuera de Los Piojos, ahora con Los Persas.

Y una noche Bersuit Vergarabat volvió. La letra "B" y la "V" de las pintadas ahora aparecen en la pantalla central: un graffiti digital tamaño mural. Son las mismas letras del brazalete que llevan los músicos. Toda una señal. Mientras se ubican en sus viejos puestos sobre el escenario, el público los recibe con un aplauso. Entonces arrancan con el aire rioplatense de Desconexión sideral . Hora de resetear y archivar en la memoria la versión 2011 de la banda de los piyamas.

Sin su frontman histórico, Gustavo Cordera, en esta nueva etapa son Germán Cóndor Sbarbatti y, principalmente, Daniel Suárez los encargados de llevar la voz cantante e interactuar con la audiencia. Y, en algunas ocasiones, también se mandan al frente el tecladista Juan Subirá ( A los tambores ) y el guitarrista Alberto Tito Verenzuela ( Porteño de ley , como siempre). A falta de un liderazgo carismático marcado, Bersuit apuesta menos por la arenga que por la musicalidad y el despliegue instrumental que habilitan temas como La soledad , Inundación y Toco y me voy .

En la búsqueda de esa renovada intensidad, el clímax llega con Vuelos y el violín invitado de Javier Casalla. El núcleo duro de sus fans lo celebra, pero también entona el famoso cantito "De la cabeza con Bersuit Vergarabat". Y suena casi como un pedido, que comienza a ser atendido en el tramo final del show con El viejo de arriba y su promesa de un "zaguán de un mundo liberado". A partir de ahí, la que también vuelve es la pachanga bersuitera con La argentinidad al palo , Sr. Cobranza (con su autor, el Cabra de Vega, de Las Manos de Filippi) y La bolsa (con el Mono Fabio, de Kapanga).

Justamente, los de Quilmes habían ocupado el lugar previo en la grilla festivalera, que también contó con la presencia de Estelares y Mancha de Rolando. La lluvia del mediodía y el consecuente mal estado del campo forzaron la cancelación del escenario alternativo. El cierre de la fecha y también del evento estuvo a cargo de Ciro y Los Persas, que descorcharon su apuesta por el rocanrol con una versión de El viejo , de Pappo. Pero bastó que sonara el riff de Antes y después , para que comenzara la acostumbrada coreografía de banderas y la marea de brazos y cabezas.

Con su grupo actual –donde se destacó Juan Abalos, con un tema sólo con guitarra y sampler-, el repertorio abarcó una buena parte de su CD Espejos y varios clásicos de Los Piojos ( Ando ganas , Luz de marfil y Pacífico ). El desfile de invitados fue incesante: La Chilinga tocó en San Jauretche , Jimmy Rip en Genius y Omar Mollo en Yira yira . Luego la velada incluyó un cambio de vestuario: los músicos aparecieron trajeados onda años ‘50. Este show vino a confirmar que la liturgia piojosa sigue intacta, ahora en su formato de rock para estadios.