Wanda Nara destrozó a la China Suárez y llamó “sanguijuelas” a sus hijos: el mensaje que desató la polémica
La mediática perdió los estribos al ver que Mauro Icardi grabó las iniciales de los hijos de la actriz en sus botines. Su reacción generó una ola de críticas en redes sociales.
La rivalidad entre Wanda Nara y la China Suárez sumó un nuevo capítulo cargado de polémica. Todo comenzó cuando Wanda descubrió que Mauro Icardi personalizó sus nuevos botines con las iniciales de Rufina, Magnolia y Amancio, los hijos de la actriz. Fuera de sí, la mediática compartió en sus redes el mensaje de una seguidora que los trataba de “sanguijuelas”.
“Qué insulto poner a tus propios hijos a la misma altura de las tres sanguijuelas de tu amante. Qué vergüenza das como padre, Icardi, otra vez la sangremoncha usando a sus tres cuotas alimentarias para sacarle plata a otro macho”, fue el comentario que Wanda retuiteó este viernes y que encendió la polémica.
Las críticas hacia su actitud no se hicieron esperar. “Decirle ‘sanguijuela’ a unos niños que no tienen nada que ver describe a la perfección a quien escribió el tuit y a quien lo compartió”, “¿Tan poco cerebro tenés que la única manera de atacar a la China es insultando a sus hijos?”, “La nefasta de Wanda dando RT a insultos contra chicos. No se puede caer más bajo por despecho”, fueron algunos de los comentarios que se multiplicaron en las redes.

La separación de Wanda e Icardi
En paralelo a este nuevo conflicto, Wanda habló sobre su separación de Mauro Icardi y contó el verdadero motivo de la ruptura tras diez años de matrimonio. “Él siempre sintió que podía recuperar a la familia, pero yo no pude volver a confiar. Lo intenté durante tres años, pero no me arrepiento porque la familia merecía esa oportunidad”, reveló en diálogo con la revista ¡Hola!.
Sobre la posibilidad de mantener una buena relación con el futbolista, fue categórica: “Eso llega cuando las dos partes logran soltar. Él se va a calmar cuando entienda que estamos realmente separados. Si no trabajás el duelo, la herida se transforma en enojo, y ese enojo oculta tristeza”.
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