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Violación sobre violación a los 13 años

Su padrastro la violó y la dejó embarazada. Las instituciones no la protegieron. Ser mujer, niña y pobre es sinónimo de condena.

El caso de la nena de 13 años que fue violada por su padrastro, quedó embarazada y no puede abortar deja al descubierto otras violaciones no menos importantes: las instituciones que deberían prevenir estos casos y proteger a la víctima vuelven a agredirla.

Ser mujer, niña y pobre triplica la vulnerabilidad y condena. Antes de llegar al debate actual sobre si la menor debería abortar o no, un tema que no es menor, hubo muchas instituciones que eligieron no escuchar, no hablar y no ver. En otras palabras re victimizaron a la nena.

Susana, la mamá de la nena violada, dijo que su hija le contó que había sido violada por su padrastro a fines de marzo, cinco meses después de la agresión. La nena convivió con su violador durante meses sin decir nada. Esto suele suceder porque las víctimas son amenazadas por los agresores y en este caso la asimetría de poder es extrema un hombre adulto contra una nena.

La escuela. En octubre de 2006 se sancionó la ley de Educación Sexual Integral que establece: "Todos los educandos tienen derecho a recibir educación sexual". Parte de la importancia de programa es que enseña a los menores que su cuerpo les pertenece, que nadie debe tocar sus partes íntimas y que deben pedir ayuda en casos de abuso. A pesar de ser una legislación nacional no se ha implementado de manera formal.  ¿Qué hubiese pasado si la nena hubiese recibido la educación que merece?

Esto no es todo, las agresiones siguen. La madre de la menor intentó denunciar la situación en dos comisarías de la localidad bonaerense de Moreno, pero atenuando la gravedad del delito la denuncia no fue tomada como violación sino como abuso. En el documento figura como descripción de lo sucedido que hubo un "toqueteo". Así se calla la violación y el embarazo. Este silencio, cómplice del violador, hace que el caso no sea derivado a un centro de salud para que se le realice un aborto no punible (como lo establece el artículo 86 del Código Penal).

La seguridad. La institución que debería velar por los derechos de la víctima parece haber buscado el argumento legal más favorable al padrastro porque minimiza el delito. Además, corta de cuajo el derecho a no ser madre del hijo del agresor. No se escuchó el argumento de la nena y se le robó la posibilidad de elegir si quería abortar, y ese es su derecho.

Según la madre, un médico forense revisó a la nena en el momento en que se hizo la denuncia, pero no registró la violación ni el embarazo. La madre le habría contado a las autoridades del hospital donde ahora se encuentra su hija, Hospital Mariano y Luciano de la Vega , que en su obra social no le querían hacer una ecografía para constatar el embarazo. La directora del hospital Mariana Dunayevich le dijo a la prensa: "La chica recién vino el viernes pasado al hospital y se la atendió ese día. (...) Está en la semana 23 de gestación y por la fecha no se puede realizar un aborto. Tenemos que garantizar la vida y los derechos de la menor".

La salud. El sistema de medicina y su dilación para llevar adelante el protocolo que la Justicia estable en casos de violación nuevamente agrede a la nena. El paso del tiempo fue crítico ya que hasta la semana 22 de gestación la Organización Mundial de la Salud recomienda practicar el aborto, después pone en riesgo a la madre. ¿Qué pesa más los derechos de la nena o las creencias de los médicos y el negocio de la medicina?

Las leyes son útiles sólo cuando dejan de ser letra muerta. La justicia es justa sólo cuando no se saca la venda para discriminar por sexo o clase social. El sistema de seguridad, educación y salud se suman a la lista de violadores.