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Tras la Time Warp, hay que aceptar que se perdió la guerra contra la droga: ¿legalizar y controlar es la única solución?

En Holanda, las drogas blandas están legalizadas y las duras son controladas: el Estado analiza la calidad y buscan "reducir los daños". ¿Tenemos que seguir ese camino?

La tragedia de la fiesta Time Warp, en la cual murieron 5 jóvenes, sacó a relucir, una vez más, la eterna guerra de la sociedad contra las drogas. Podremos admitirlo o no, pero por complicidad de políticos, de empresarios y de los propios consumidores, la batalla está perdida, por lo menos al corto plazo.


¿Hay que dejar de pelear? Nunca. Pero la realidad es que las medidas que se vienen llevando hasta el momento son ineficientes y, lejos de paliar el problema, lo aumenta constantemente.


Las campañas de consentimiento no sirven de nada cuando el Estado no pone realmente todos sus recursos a disposición de la lucha contra las drogas. Por eso, aprender de los demás no está mal. Y, me parece, que el principal trabajo a copiar es el de Holanda, que encaró el tratamiento de las drogas ilegales buscando la “reducción del daño”.


El ex coordinador de Política de Droga del Ministerio de Salud Pública holandesa, Marcel de Kort, explicó hace tiempo a Página 12 que tienen laboratorios a donde los consumidores de cocaína éxtasis pueden acercarse para que analicen el producto que compraron. Con esto no sólo monitorean la ruta de la droga, sino que también pueden tomar medidas preventivas en caso de que aparezcan sustancias aún más tóxicas.


Además, se meten de lleno en la organización de los espectáculos: establecen pautas de salubridad que luego le exigen a los boliches, como por ejemplo una temperatura determinada para el lugar, asegurarse de que den agua gratis o de que haya atención médica, respiradores y desfibriladores.


El extremo de la prevención tiene que ver con el éxtasis: al mensaje “no usen drogas” se le suma el cálculo de hasta cuánto se debe consumir para no tener riesgo de muerte. Si bien el consumo es altamente peligroso, advierten constantemente que no se tomen dos pastillas juntas o que se den intervalos de tiempo, no consumir todos los fines de semana.


¿Es esta la solución al problema? Ni por asomo. Pero, teniendo en cuenta que las medidas tomadas no dan resultado, probar una variante para reducir daños no es muy alocado. El primer paso para solucionar un problema tan grave es reconocerlo.