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Soportó los golpes de su marido que la sigue amenazando desde la cárcel

Fernanda Chacón hace 3 años que sufre violencia de género y a pesar de que su marido está preso la sigue amenazando ya que podría tener salidas transitorias.

Fernanda Chacón tiene 40 años y cuatro hijos, uno de los cuales lo tuvo con Daniel Alberto Castro, quien ella pensó que era "el hombre más bueno del planeta y terminó siendo su peor pesadilla".

La historia entre Fernanda y Daniel empezó feliz. A los 6 meses de conocerse ya estaban casados y conviviendo. Hasta ese momento nada la hacía imaginar que el hombre que eligió sería capaz de levantarle la mano. "El primer hecho se produjo en febrero de 2012, cuando por negarme a tener relaciones sexuales con él, le puso un cuchillo en el cuello a nuestra hija". 'Así como le di la vida, se la puedo quitar, me dijo", contó Fernanda.

Cuando ese hecho ocurrió, Fernanda se fue con sus cuatro hijos a la casa de una amiga, pero luego volvió engañada, creyéndole que iba a cambiar.

Los maltratos fueron agravándose con el tiempo. Ella no pedía ayuda, sólo entraba a páginas de internet de violencia de género y leía o se unía a grupos de Facebook relacionadas con el tema. Cuando estaba golpeada se excusaba diciendo que se había caído, o se había golpeado sin querer.

En mayo del 2013 fue cuando la víctima dijo basta, se cansó y lo denunció. En la Oficina de Violencia Doméstica (OVD) la recibieron: su cuerpo habló por ella. Las marcas físicas eran su evidencia y bastó con mostrarlas para que le tomaran el caso. Se dispusieron medidas cautelares y exclusión del hogar, a pesar de que él ya se había ido por propia voluntad.

A pesar de la denuncia, dos semanas más tarde Daniel volvió. Luego de discusiones, gritos e insultos, la policía llegó y le notificó la causa en su contra y la prohibición de acercarse a la familia. Pasaron 15 días nuevamente y el golpeador apareció. Fernanda abrió la puerta del ascensor con su hija en brazos y él la noqueó y se fugó. Después de este hecho Chacón realizó la segunda denuncia.

El caso parecía no tener fin. La abogada del Centro Integral de la Mujer (CIM), que en ese momento la patrocinaba, se fue de vacaciones y no renovó las medidas cautelares. El abogado de Daniel se comunicó con ella y le dijo que si no volvía al departamento que compartían iba a tener problemas legales.

Volvieron a convivir y a pesar de que había policías que custodiaban su casa, Daniel intentó pegarle nuevamente a Fernanda y ahí lo detuvieron, pero volvió a salir en libertad.

La última vez que Daniel agredió a Fernanda fue en febrero de 2014 cuando ella estaba con su hija menor en la esquina de su domicilio y él le sacó a la pequeña de los brazos a la fuerza. Le pidió que la acompañara al supermercado y mientras ella entraba a "hacer las compras", él se quedó con la niña afuera. "Una vez adentro, activé el botón de pánico, que no sirve para nada. Hasta que establecés la comunicación y te preguntan qué está pasando puede suceder cualquier cosa", dice. Después de 20 minutos, llegó la policía y se lo llevaron detenido hasta el otro día por desobediencia a las medidas cautelares.

Cuando averiguaron los antecedentes encontraron que Daniel Alberto Castro había estado preso en el penal de Devoto por delitos como robos y encubrimientos, por lo tanto y finalmente el 30 de marzo de 2014 quedó detenido automáticamente debido a que la jueza determinó el peligro de fuga por no tener un domicilio fijo y se le dictó la prisión preventiva en el penal de máxima seguridad de Ezeiza; luego de unos meses fue trasladado al de Devoto, donde hoy cumple la condena.

Se le imputaron nueve delitos en contra de Fernanda, entre los que figuran amenazas coactivas, lesiones leves y desobediencias. "Nunca me presenté como querellante en la causa ya que la abogada que me patrocinaba en la Dirección de Orientación a la Víctima (DOVIC), dependiente de la Procuración General de la Nación, me dijo que la causa iba bien encaminada y que si me presentaba quizás se entorpecería y sería más largo el proceso. Luego de un tiempo, me enteré de que la abogada trabaja ad honorem en la Asociación para Familiares de Detenidos en Cárceles Federales (ACIFAD) orientando a los familiares de detenidos para que puedan recuperar su libertad".

En una entrevista con La Nación, Fernanda declaró que: "En marzo de este año me llamaron de la fiscalía para informarme que, al otro día, mi ex iba a firmar un juicio abreviado de cuatro años y seis meses como pena única y unificada. Él tenía tres años en suspenso por una causa anterior, que yo desconocía hasta ese momento, por lo que le dieron sólo un año y seis meses por todo lo que me hizo a mí".

"Después de ir por varios lados y golpear infinidad de puertas, me decían que no había nada que hacer para poder preservar nuestras vidas. Finalmente, llegué a la Oficina de la Mujer de la Corte Suprema de Justicia, lugar que habitualmente no atiende al público y, por mi insistencia, decidieron escuchar mi caso. Evaluaron varias alternativas hasta que la única que creyeron conveniente fue empezar de cero. Hablaron con la directora de la Oficina de Violencia Doméstica (OVD) y ese mismo día, 10 de abril de 2015, hicieron un informe de alto riesgo debido a los antecedentes de esta persona", comentó Fernanda.

El Juzgado Civil dispuso medidas cautelares sin fecha de vencimiento a partir del momento de su excarcelación. Lo que sucede es que esas medidas van a estar vigentes recién cuando él salga en libertad y no se tuvieron en cuenta las salidas transitorias, que pueden suceder en un plazo no mayor a tres meses.

Hay otros procesos que no dejan tranquila a Fernanda a pesar de que la sentencia esté firme: la Patria Potestad de la hija que tienen en común, una causa por amenazas desde la cárcel que recibió contra ella y su hija menor cuando su ex marido se enteró que debía pasarle el dinero de la cuota alimentaria y la apelación a la sentencia.