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Ser padre inspiró a mis hijos

El tributo de Ricardo Montaner a la paternidad

Las perspectivas cambian, pero el sentimiento es el mismo.
El Día del Padre, desde la óptica de Ricardo Montaner (52), fue alimentándose de matices enriquecedores.

Cuando lo percibía solamente desde su papel de hijo, honraba en esa fecha a Eduardo, su querido papá que falleció hace siete años y de quien, a su vez, aprendió a valorar a su abuelo, Laurentino. "Mi padre tomaba a su propio papá como un verdadero maestro que debía llevarse todos los méritos y aplausos. Por eso, ahora que soy abuelo, para mí cobra mayor sentido el hecho de ser padre.

Siento que la vida se ve de otra manera", confiesa el cantante desde Miami Beach, donde realizó una producción fotográfica exclusiva para CARAS, junto a sus cinco hijos, Alejandro (34), Héctor (31), Ricardo (19), Mauricio (17) y Eva Luna (13).

Ricardo Montaner tuvo a su primer hijo, Alejandro, a los 18 años, lo cual le hizo explorar una precoz paternidad. "Fue algo que me obligó a dar un salto de adolescente a adulto, ya que tenía edad de ser más hijo que papá. Lo positivo fue que tuve que madurar más rápido de lo que cronológicamente debería de haber sido. Era muy complicado exigirle a un muchacho que daba sus primeros pasos en la vida que fuera un buen padre —confiesa el artista nacido en Valentín Alsina, antes de advertir que jamás imaginó que iba a ser padre de una familia tan numerosa y conpor Fabián Cataldo Continúa tar uno de los secretos de su éxito familiar—. Solemos ser muy invasores entre nosotros mismos. No nos pedimos permiso, tácitamente estamos autorizados a invadir la vida del otro, algo que se justifica por el grandísimo amor que nos tenemos.

De todos modos, respetamos ciertas distancias que te da la madurez, la experiencia y la diferencia generacional.

Creo que un hijo no debe respetar a su padre porque sí, si no que un papá se debe ganar ese respeto, sin golpes, imposiciones, ni mostrándose excesivamente extricto. La comunicación es fundamental", explica.

Montaner posa en la playa con su primera nieta, Antonella, de cinco meses, y con los padres de la beba, Héctor y su mujer, Paola Gaudelli (29). Luego le acaricia la panza de embarazada a su otra nuera, Ximena Datorre Torre (26), esposa de su hijo mayor, Alejandro.

"Mi segundo nieto nacerá en agosto, y se va a llamar Alejandro, como su padre. Es un bebé muy deseado, porque ´Ale´ soñaba con tener un ‘baby’. Él se casó en octubre de 2010, y en noviembre Ximena ya estaba embarazada. Estos meses de ‘dulce espera’ le han servido para practicar como papá con su sobrina, Antonella. Por su parte, Héctor es un excelente padre primerizo, aunque el ‘switch’ de la paternidad se le encendió recién al mes de haber nacido la nena. Ahí comenzó a hacer ciertas rutinas como bañarla o cambiarle los pañales (risas)", comenta.

Ricardo Montaner reflexiona sobre la vida, la cual, según él, se compone de ensayo y error. "Los primeros hijos son los que más sufren en todos los sentidos, porque corren con la inexperiencia del papá.

Hoy en día, puedo asumir la paternidad con más experiencia y la crianza de un quinto hijo, como Eva Luna, es muy distinta a la que le impartí a Alejandro. A mis hijos siempre les digo que de mí tomen lo bueno y lo moldeen a su propia personalidad, y que lo malo no lo tengan en cuenta", afirma el cantante que se presentará a partir del 15 de julio en el teatro Gran Rex, de Buenos Aires.

—Ricardo, ¿qué diferencias encuentra entre ser padre y abuelo? —Como dice siempre en broma mi mujer, Marlene, lo bueno de ser abuelo es que a las siete de la tarde los padres se llevan de nuevo a los niños a sus casas y después puedes dormir la noche completa.
Los papás primerizos sufren los desvelos obligados de la situación, y después están todo el día con sueño y ojeras. Hoy siento que, de alguna manera, me convierto en consejero de Héctor y Alejandro, para orientarlos en qué hacer en cada situación. Ellos mismos se acercan y me preguntan, y yo les transfiero mi experiencia. Por ejemplo, el otro día llevaron a mi nieta Antonella a mi casa, venían de darle una vacuna. Tenía un poco de fiebre y lloraba desconsoladamente.

Los padres se desesperaban al verla, y yo les explicaba que era sólo una vacuna y que al otro día no iba a tener más nada.

Por su inexperiencia, entraron en crisis. A Antonella la crían con mucho amor, pero con las mismas dudas que tiene todo padre primerizo.

—¿Qué mensaje les da a todos los hijos para este Día del Padre? —Si hay algo que tuviera que sembrar en el corazón de la gente es que le digan a sus papás todos los ‘te quiero’ que jamás imaginaron expresarles, y no sólo por el Día del Padre. Lo más bonito es comunicar ese sentimiento a tiempo.Yo lo hice con mi padre, pero me arrepiento de haber tenido que viajar con mi guitarra al hombro desde muy joven y distanciarme demasiado de él. Ir tras mi sueño implicó alejarme de mi papá, aunque después recuperé bastante tiempo.

Mis hijos me dicen ‘te quiero’ a cada rato, hasta se me inflaman los oídos de escucharlos (risas). Hablando en serio, es algo que nunca me canso de escuchar.