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Seguros, en problemas: buscan salida a norma proteccionista

*Por Florencia Lendoiro. La norma que prohíbe a compañías de seguros argentinas respaldar sus contratos a través de reaseguros en el exterior ya genera inconvenientes.

Aunque la disposición regirá desde el 1 de septiembre, las empresas locales ya comenzaron las consultas con la Superintendencia de Seguros para presentar casos excepcionales que puedan eludir esta imposición y cerrar reaseguros con firmas de otros países, tal como contempla un artículo de la resolución. Pero algunas compañías especializadas en seguros de segmentos riesgosos como la aviación, la petroquímica o empresas de servicios públicos coinciden en que todos sus casos deberían ser tomados como excepcionales, ya que no hay en el mercado local una empresa de reaseguros de la dimensión necesaria para responder si se produce un siniestro de magnitud.

El accidente aéreo de ayer en Río Negro fue un claro ejemplo. «Esto tiene necesariamente un reaseguro en el exterior, probablemente en plazas especializadas como Londres o Estados Unidos, que deberá cubrir unos seis millones de dólares. En la Argentina no hay mercado ni capitales preparados para estos siniestros», explicó ayer el presidente de una de las mayores aseguradoras locales. Éste es el problema más grande que se presenta desde que a través de una resolución se modificó completamente el mercado del reaseguro en el país. La norma dice que para operar como reaseguradoras (es decir, como aseguradora de las propias compañías de seguros), las firmas deben ser de capital nacional o ser una sucursal de una empresa extranjera radicada en el país. El objetivo sería por un lado evitar el lavado de dinero que sospechan que se encubre en los giros al exterior por primas y comisiones en los reaseguros.

Por otro lado, es una forma de frenar la salida de capitales.

Cuando ya la resolución generaba la desaprobación de todo el mercado, que veía que por la dinámica de la actividad era imposible que se cumpliera, se incluyó el artículo 19, que admite la presentación de casos excepcionales a los que la Superintendencia les dará permiso para reasegurar en el exterior. Pero, según explicaron ayer a este diario fuentes del sector, las compañías que tienen alta siniestralidad en mercados de riesgo grave, que deben hacer frente a indemnizaciones millonarias (como accidentes de avión, derrames de petróleo o perjuicios al medioambiente) tienen el 100% de sus carteras con necesidad de ser consideradas «excepciones», ya que deben respaldarse en el exterior. Una reaseguradora es por definición más fuerte, con superior patrimonio y solidez financiera que una compañía de seguros.«Por lo que necesariamente son empresas muy reconocidas de países desarrollados», señalaron.

En el mercado explican que no hay voluntad de empresas extranjeras de radicarse en el país para dedicarse a los reaseguros. De hecho, la última reaseguradora local sólo permaneció dos años en operación. Esta es una actividad delicada, argumentan en el sector, y los cambios repentinos sobre el mercado de divisas o la operatoria para girar dividendos de compañías son demoledores. Además, con el nuevo marco legal se pide un mínimo de u$s 5 millones de capital para operar en el país, que es lo mismo que exige Brasil (un país que tiene un mercado diez veces superior al argentino).

Se calcula que el negocio de los reaseguros genera giros al exterior por unos u$s 1.500 millones brutos, de los que por pago de siniestros, entre otras cosas, regresa el 60%. «La salida de u$s 600 millones es irrelevante considerando el total de fuga de capitales del país», coinciden en las aseguradoras.

Hay otro temor, además: que se vuelva a instalar el Instituto Nacional de Reaseguros, una institución estatal que en el pasado generó pérdidas y corrupción