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Se derrumba el mito de que la religión nos hace más buenos

Al menos así lo demuestra un nuevo y polémico estudio comparado entre niños provenientes de hogares religiosos y no-religiosos.

Por Enrique Márquez

@ladislaomarquez

Existe una creencia muy difundida, y desde ya alimentada por todas las religiones, acerca de que la religiosidad está muy ligada al mejor desarrollo de la moralidad en el individuo. Si bien los preceptos básicos de todas ellas la alientan, basta hacer un recorrido virtual por la historia de la humanidad para darse cuenta de que aquello fue y es una mera utopía. Ahora, una nueva investigación ha puesto el dedo en la llaga sobre este falso concepto y la polémica quedó abierta.

Teniendo en cuenta que un 84% de la población mundial se identifica con alguna religión, y que los padres de hogares religiosos informan que sus hijos expresan mayor empatía y sentimientos de justicia que aquellos que son criados en ambientes no religiosos, un equipo de investigadores decidió examinar qué tan cierto podría ser este supuesto y la influencia de la religión en el altruismo de los niños.


Así fue que se llevó a cabo una investigación con 1.170 niños, de ambos sexos y de entre cinco y doce años de edad, procedentes de seis países: Canadá, China, Jordania, Turquía, Estados Unidos y Sudáfrica. La muestra de niños fue identificada de acuerdo a la procedencia de entornos familiares religiosos o no religiosos: 23,9% cristianos, 43% musulmanes, 2,5% judíos, 1,6% budistas, 0,4% hindúes, 0,5% otra religión, 27,6% no religiosos y 0,2% agnósticos.

Los padres de los participantes completaron cuestionarios sobre sus creencias y prácticas religiosas y sus percepciones acerca de la empatía y sensibilidad de justicia de sus hijos. A partir de estos cuestionarios, se establecieron tres grandes grupos: Cristianos, Musulmanes y No Religiosos.

A efectos de examinar el altruismo, los chicos participaron de un juego ("El Juego del Dictador") en el que debían elegir y compartir una cierta cantidad de figuras autoadhesivas entre compañeritos anónimos del mismo colegio y grupo étnico. Los resultados indicaron una mayor generosidad entre el grupo de niños no religiosos.


También se evaluó la tendencia a juzgar y castigar a otros mediante una tarea de sensibilidad moral. El juego consistía en mostrarles en la computadora una serie de situaciones en las que interactuaban dos individuos y uno de ellos provocaba una molestia o daño a otro en forma accidental o voluntaria. Luego el niño debía juzgar y castigar la acción observada. El juicio infantil fue más severo entre aquellos que provenían de hogares religiosos.


En síntesis, los resultados revelaron que la religiosidad no favorece la generosidad y la tolerancia en los niños. Esto último también es compatible con estudios previos en adultos.

"El conjunto, estos resultados revelan la similitud entre países en cómo la religión influye negativamente en el altruismo de los niños. Ellos desafían la opinión de que la religiosidad facilita la conducta prosocial, y ponen en duda si la religión es vital para el desarrollo moral- sugiriendo que la secularización del discurso moral no reduce la bondad humana. De hecho, precisamente hace todo lo contrario"
, concluyó el Dr. Jean Decety, quien lideró el grupo de esta investigación que fue publicada en Current Biology.

Ateos y agnósticos gritarán "chocolate por la noticia", pero los creyentes deberán rendirse ante la evidencia y sentarse a reflexionar sobre el tema.