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Se debe garantizar la continuidad de los ciclos lectivos en la Provincia

Todo análisis e intercambio de opiniones que pueda desarrollarse sobre una cuestión educativa no puede menos que brindar conclusiones trascendentes, en la medida en que quienes participan de esos encuentros aporten propuestas positivas.

Y esta es, justamente, la mejor expectativa que puede mantenerse en torno a la polémica surgida entre algunos gremios docentes de la Provincia y las autoridades en torno a la decisión del gobierno nacional de extender el ciclo lectivo.

Lo cierto es que la provincia de Buenos Aires ya adhirió a la decisión del ministerio de Educación de la Nación de extender ese ciclo a 190 días de clases en el próximo año, así como a la de fijar el 27 de febrero como fecha de inicio. En ese contexto, fueron varios los sectores gremiales bonaerenses que salieron a criticar esa resolución sosteniendo, entre otros argumentos, que la cantidad de días de clases no garantiza la calidad de la enseñanza.

Como se sabe, el director de Escuelas bonaerense replicó que la poca cantidad de días de clase equivale a menos calidad y desestimó el planteo gremial porque se descuenta -dijo- que desde el área educativa se aspira a más días en el ciclo lectivo y con mayor calidad de enseñanza.

Los docentes consideraron que el anuncio oficial debería verse acompañado por una firme decisión de asegurar también las condiciones dignas de trabajo de los docentes, y de la garantía de que los edificios estén en estado óptimo, con mantenimiento y materiales para el desempeño de la tarea de enseñanza y aprendizaje.

Lo cierto es que la cantidad de días de clase se vino imponiendo como tema, en los últimos años, de la mano de una reducción ostensible de los ciclos lectivos, ya sea por la sucesión de paros gremiales, por un aumento de los días feriados o por las jornadas de perfeccionamiento docente. Cuestiones a las que, en algunos años, se sumaron las dificultades para iniciar las clases por no encontrarse muchas algunas escuelas en condiciones edilicias aceptables.

Está claro que, más allá de que puedan encontrarse argumentos atendibles en ambas partes, es verdad que en muchos de los últimos años no se pudo cumpli con los 180 días de clase prescriptos por la ley. El récord se alcanzó en 2008, cuando en 22 de las 24 jurisdicciones del país se incumplió con ese tope. Y hace ya dos años que se anuncia el propósito expreso de que los cursos alcancen los 190 días de clase efectivos, superándose por consiguiente el piso legal, aún cuando no se alcanza esa meta.

Aún dándose como válidas algunas objeciones que se plantean -en el sentido de que la verdadera enseñanza depende más de la calidad con que se imparte que de la cantidad de días lectivos hábiles- es necesario que se realicen especiales esfuerzos para reducir la pérdida de días de clase, dados los evidentes perjuicios que ello implica para la formación de los alumnos. Garantizar la continuidad del ciclo escolar debiera ser una preocupación prioritaria en todos los niveles de conducción. En esa continuidad reside una de las claves de la correcta formación educativa. Y es de esperar que este criterio prevalezca en el próximo ciclo lectivo.