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Qatar, Michel Platini, el deporte, la corrupción y la sangre

El 7 de junio de 2018, la Fundación para la Democracia advertía públicamente el escándalo que suponía la elección de Qatar como anfitrión del próximo Mundial de fútbol que se celebrará en 2022.

Por Guillermo Whpei
@GuillermoWhpei


El 7 de junio de 2018, en una mesa redonda celebrada en la ciudad de Madrid, la Fundación para la Democracia , representada por su presidente Guillermo Whpei junto a los premios Nobel de la Paz, Ribogerta Menchú Tum y Lech Walesa, advertían públicamente el escándalo que suponía la elección de Qatar como anfitrión del próximo Mundial de fútbol que se celebrará en 2022, avalada esta denuncia con la presentación de un Informe apoyado en la voz de las principales Organizaciones de defensa de los Derechos humanos a nivel internacional. Denuncias que focalizaban su mirada en la explotación laboral de los miles de obreros contratados para la construcción de estadios e instalaciones, su reducción a trabajo esclavo y la violación sistemática de todos los derechos consagrados por la OIT.

"Qatar tiene alrededor de dos millones de trabajadores migrantes los que constituyen el 95 % de la fuerza laboral. Las contrataciones se hacen a través del sistema de Kafala, que es un sistema de patrocinio por parte de un empleador qatarí, que es quien decide su destino laboral. Si el patrocinador no lo aprueba, el trabajador no puede volver a su país o cambiar de trabajo por más abusivas que sean las condiciones de contratación. Si bien Qatar aseguró dejar de lado este sistema, en su lugar implantó uno que requiere contratos con un mínimo de 5 años, y autorización para cambiar o salir del país, lo que termina en la misma situación de privación de la libertad", son algunos de los datos que brinda este Informe.

Ahora, a exactamente un año de aquella conferencia pública, los portales internacionales dan a conocer que Michel Platiní, uno de los íconos del fútbol internacional y ex presidente de la UEFA acaba de ser detenido en París, acusado de haber aceptado sobornos en la ronda de elección de la sede mundialista que tuvo lugar en 2010 y que terminó beneficiando a Qatar. De ese modo, con esta noticia, se cierra el círculo siniestro de esta denuncia: de un lado dirigentes que reciben dinero a cambio de orientar las decisiones de un jurado internacional que debería ser imparcial, del otro, el sudor y la sangre de miles de trabajadores, en su gran mayoría extranjeros, explotados por el régimen qatarí para la construcción de sus mega obras.

Ya Michel Platini había reconocido tiempo atrás que no todo había sido transparente en el proceso de elección de la sede qatarí, pero ahora las investigaciones han avanzado y no se concentran solo en su persona sino en una trama de influencias mucho más amplia que llega hasta el círculo de influencia más cercano del ex presidente francés Nicolás Sarkozi. De este modo se hace evidente una vez más las oscuras relaciones entre deporte y política, entre corrupción y violación de derechos humanos a escala global.

Lo que está ocurriendo con Qatar nos demuestra tristemente lo contrario que los intereses políticos, las alianzas económicas, la especulación financiera se han convertido en una máquina de destruir, como nunca antes, la vida de miles de personas bajo la misma pantalla deportivo celebratoria. Porque mientras en los salones de los grandes hoteles europeos se firman acuerdos comerciales, se diseñan estadios para el futuro Mundial y se imagina el merchandising que identificará al gran evento, en Qatar decenas de miles de hombres y mujeres son sometidos a las peores condiciones de vida. Mientras en París o Londres se celebra con champagne, en Qatar la historia se escriba con letras de sangre.

La conferencia de junio de 2018 en Madrid fue anticipatoria de esto que ocurre hoy en París. Ante esta evidencia, sería más que importante que los representantes del mundo del fútbol hagan algo más que "tomar nota" de esto que sucede. Porque no alcanza con reconocer que esto está pasando, es necesario expedirse, pronunciarse, tomar medidas para que lo injusto no siga perpetuándose. Es necesario que sepan, que todo el mundo sepa lo que hay detrás de esa gran y rutilante escenografía con que se encandila a las masas de todo el mundo.

Detrás, tantas veces, hay esclavitud, hay trata, hay violencia institucional, hay humillación. Y todo eso consentido por la alta política, por la alta dirigencia que sabe pactar sobornos sobre el cuerpo vencido de miles de trabajadores.

Por eso este 18 de junio de 2019, mientras en Michel Platini comienza a responder ante la justicia francesa, nosotros hacemos un acto de memoria y recordamos aquella reunión de Madrid en la que tres personas enunciaron su no consentimiento con la barbarie y su advertencia de lo injusto que estaba teniendo lugar en Qatar.

Un mundo más justo, más libre, más equitativo es necesario.

Un mundial sin sangre, sin humillados, sin esclavizados, también.

Es tarea de todos hacer que esto sea posible