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Promiscuidad y muerte: los riesgos de los taxi boys

La aparición del cuerpo de Omar Montalat, quien perdió la vida en un confuso episodio sexual, abrió nuevamente la polémica.

Omar Montalat, de 45 años, se fue de su casa el miércoles de la semana pasada y nunca volvió. Su cuerpo apareció una semana después, en una zanja del predio de los talleres ferroviarios de Santos Lugares, en Tres de Febrero. Lo degollaron y apuñalaron durante un encuentro sexual, indicaron los investigadores, ya que fue hallado con tres puñaladas en la espalda, degollado, boca abajo, en ropa interior y con diversos objetos de uso sexual a su alrededor.

Este caso abre la polémica sobre los asesinatos y los peligros de los taxi boys, que tienen una página aparte en los casos policiales de la Argentina. Los casos son muchos, tales como el del cantante de tango Gastón Barral, quien fue atado de pies y manos en su departamento. Sus vecinos confirmaron que taxi boys solían frecuentar su hogar.

O el relaciones públicas Claudio "La Clota" Lanzetta, quien organizó una fiesta junto a un amigo suyo y varios taxi boys. Los hombres le pusieron un arma sobre su cabeza y le pidieron efectivo. Como no tenía, le quisieron robar la tarjeta de crédito. Pero él nunca había retirado dinero del cajero entonces no tenía una clave de banco. Lo mataron a balazos.

Otro de los casos más recordados es del de Gustavo Lanzavecchia, el decorador de Susana Giménez. La Policía encontró su cuerpo flotando en la pileta de su casa de Lomas del Mirador. Tenía tres cuchillazos en el cuerpo. Al principio vincularon su asesinato con un clasificado por un auto, pero después detuvieron a dos sospechosos y el crimen comenzó a esclarecerse. Roberto, uno de los sospechosos, declaró paso por paso cómo fue el asesinato del hombre y su relación con taxi boys. La diva, después, diría que "el que mata tiene que morir".

Mirá el informe de "Chiche en vivo" sobre los riesgos de los taxi boys: