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Polémica en Infoveloz

La última editorial de Chiche alimenta estigmas y genera prejuicios. ¿Se puede confirmar realmente que la ausencia paterna aumenta las posibilidades de caer en la delincuencia?

En la editorial del director periodístico de Infoveloz publicada el domingo pasado, Chiche saca la siguiente conclusión basada en su observación sobre los casos de delincuencia ocurridos en los últimos tiempos: de 50 casos, 45 (el 90%) tienen como protagonistas a personas con padres ausentes.  

¿De quién hablamos cuando decimos “padre”?

Chiche refiere a la figura paterna como la entendida en el imaginario colectivo: el padre de carne y hueso. Pero esto no es del todo correcto si profundizamos sobre esta concepción y nos atenemos a nuestro “hoy en día”.

En el psicoanálisis se habla de función paterna y esta es altamente ordenadora para el psiquismo del infante, ya que posibilita un pensar coherente dentro de la cultura.

El desarrollo de la función paterna es un término acuñado por Jacques Lacan, quien manifestó que no se trata de la presencia o ausencia del padre “real”, sino que hace referencia a un concepto más amplio, del plano simbólico.

No se refiere a un hombre padre, sino a una función que puede llevar a cabo cualquier persona dentro del entorno del niño.

Cuando existen fallas en dicha función paterna, esta deviene en síntoma; y su “forclusión” (vacío en este rol) deviene en psicosis.

El padre en el psicoanálisis no es un personaje real, sino una construcción metafórica que constituye una figura de autoridad. Este lugar puede ser ocupado por cualquier persona independientemente de su sexo biológico y de la relación parental con el niño; también puede provenir de diversas fuentes como Dios o una institución.

Al situar esta función en un rol de autoridad, la falta de la misma queda también en manos de todos los contextos culturales del niño, como por ejemplo el Estado o la institución educativa.

La falla en la función paterna deviene en síntomas. Cualquier persona que asuma ese rol va a tener fallas por el solo hecho de ser humano. Los síntomas tienen que ver con cualquier característica de personalidad como una inclinación hacia lo obsesivo, a lo estructurado o a la depresión, por ejemplo. También puede hablarse de temas de conducta, en los que aparecería la delincuencia, pero esta es solo una alternativa.

La “forclusión” es un término psicoanalítico que no refiere a la ausencia (porque para que exista ausencia, hubo presencia) sino al vacío de esta función. Y su consecuencia, es la psicosis. Nuevamente esta situación no tiene que ver con la ausencia del padre como persona real, sino de la función.

Por lo tanto, los hechos delictivos que nuestra sociedad padece no necesariamente están vinculados a la ausencia de un padre, ni siquiera a la falta o falla de esta función.

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