Pilar Sordo vuelve a Salta con su reflexiones en clave de humor

Tras el éxito de su primera presentación, a la sala llena, en el Teatro Provincial, la psicóloga chilena Pilar Sordo vuelve a Salta con "Viva la diferencia", la conferencia basada en su best seller que lleva el mismo nombre. Su divertida y realista charla, ideal para compartir en pareja, será hoy, a partir de las 21.30, nuevamente en el escenario de Zuviría 70.

"­Viva la diferencia!" es el producto de una investigación de muchos años, que enumera las catorce características que distinguen al hombre de la mujer, y que propone aprender a "ceder" de ambos lados para encontrar el equilibrio y la armonía en la pareja. En el libro, la conferencista propone tanto a mujeres como a hombres que tomen conciencia de sus diferencias. "Creo que el intentar funcionar como si fuésemos iguales no nos hace bien y mostrar estas diferencias, a mi juicio, es establecer que las personas se miren sin competir y encontrándose en el discurso de esas diferencias", sentencia la conferencista.

Histriónica y capaz de hacer reflexionar a los más reacios, Pilar Sordo es psicóloga clínica especializada en psicología femenina, trastornos de alimentación, sexualidad adolescente y adulta, familia y valores. Su herramienta esencial para hablarle a la pareja es el humor que, según su propia experiencia, se convirtió en un mecanismo de defensa para todo lo que le tocó sufrir en la vida. "El humor tiene la gracia de distender ambientes, generar espacios de confianza y ayudar a aceptar verdades que, de otra manera, serían muy difíciles de tragar", explica la especialista, quién además es asesora en el Ministerio de Educación y en el Servicio Nacional de la Mujer, de Chile.

Aceptar las diferencias

Su conferencia es muy divertida pero también muy profunda, porque produce mucha reflexión con relación al hecho de ser pareja, e incluso en el tema de los hijos y la familia. Sobre algunas de las diferencias que existen entre el género femenino y el masculino, Pilar Sordo sostiene que mientras las mujeres son retentivas, los hombres están diseñados para expulsar o soltar. "Por este motivo es que nosotras tenemos retención de líquidos, celulitis; además, nos cuesta tirar cosas a la basura, tendemos a guardar recuerdos y tenemos excelente memoria. Ellos, al contrario, tienen mala memoria, además están diseñados para avanzar y no detenerse en procesos emocionales; por lo tanto, tienen menos culpa. La cuestión está justamente en lograr que las mujeres aprendamos a soltar y los hombres a retener o a cuidar lo que de alguna manera tienen", explica Pilar Sordo, quién además fue seleccionada como una de las 100 mujeres líderes de Chile. Y agrega, con certeza: "Las mujeres tendemos a sentirnos necesarias, los hombres, en cambio, necesitan ser admirados y reconocidos".

Desde su lugar, el de madre de dos hijos adolescentes y el de mujer que amo con pasión hasta sufrir la pérdida de su compañero de vida, Pilar Sordo le habla tanto a parejas en conflicto como a matrimonios en armonía, porque según sus propias palabras, "mi investigación apunta no sólo a la gente que tiene problemas, sino a cualquiera que tenga ganas de crecer, de poder conocerse un poco más, y también de conocer al otro". Es consciente de que no puede generar cambios de actitud en sus interlocutores con cuestiones muy personales y privadas pero si siente que abre caminos y que, luego, va a depender de cada uno saber escuchar y aprovechar sus consejos. "Hago aflorar cosas que están, las pongo en un lenguaje simple y con mucho sentido del humor", afirma.

Claves para vivir en armonía

Pilar Sordo afirma que la pareja debe cumplir cuatro requisitos para ser feliz, que -según su criterio- son como las cuatro patas de una mesa. "Uno de ellos es el "amor', que es una condición necesaria pero no suficiente para poder mantenerse juntos; el otro es la "voluntad' o la decisión de querer estar, entendiendo a la relación de pareja como una empresa. También el "sentido del humor', porque si una pareja no aprende a reírse de sí misma y de lo que sucede a su alrededor difícilmente pueda durar toda la vida, y el "sentido de trascendencia'", sostiene.