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Perdió un brazo y fue a "¿Quién quiere ser millonario?" para poder pagar una prótesis

Fabio Amestoy emocionó a Santiago del Moro con su historia y su lucha para sobreponerse a la adversidad.

Los concursantes se acercan a por diferentes motivos. Y todos son válidos. Algunos simplemente quieren el dinero para viajar, otros para hacerle frente a la crisis económica y están quienes no saben bien qué harán con el premio. Pero hay algunos que necesitan el dinero por causas muy sensibles que se esconden detrás de fuertes historias de vida. Y ellos son los que logran llegar al corazón del conductor, Santiago del Moro, y de todos los televidentes.

El exitoso programa del prime time de Telefe es una usina permanente de emociones y la emisión del viernes pasado no fue la excepción. En esta oportunidad, el protagonista fue Fabio Amestoy, un empleado administrativo que hace trece años perdió un brazo en un accidente automovilístico.

"Estoy detrás de la prótesis para mi brazo, una prótesis funcional. Es cara y hay que viajar a otro país para colocarla. Es eléctrica: se conecta a los nervios que me quedaron y tiene todos los movimientos", contó a Amestoy ante la consulta de Del Moro, y reveló que cuesta alrededor de cien mil dólares.

Por el momento utiliza una prótesis cosmética, que "no hace nada y es bastante incómoda", según su testimonio. Sabe que es muy difícil ahorrar el dinero necesario para conseguir lo que está buscando, pero con el premio del programa de Telefe puede aproximarse.


El hombre, que tiene una hija de 13 años que nació días después de su accidente y que actualmente cría en soledad, contó las dificultades que tiene que enfrentar por su situación.

"A veces se complica y hay lugares que por ahí no dan ganas de ir porque hay demasiada gente. Cuando estoy rodeado de gente que me conoce no, pero cuando hay muchos desconocidos quizás sí, pero depende del día...", señaló.

Decidido a ir por todo, Fabio fue avanzando a paso firme hasta llegar a la pregunta por el medio millón de pesos. Consultado sobre qué día había caído el 6 de enero de 1944, el famoso "Día D" en la Segunda Guerra Mundial, no tuvo suerte y eligió incorrectamente, aunque, claro está, igualmente se llevó la nada despreciable cifra de 180 mil pesos y el reconocimiento de todos los presentes.