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Para frenar entrada de capitales, bajarán tasas

*Por Pablo Wende. A pesar del contexto inflacionario, el Banco Central basará su estrategia este año en una baja de la tasa de interés.

Se trata, en realidad, de una apuesta opuesta a la del Gobierno brasileño, que ya subió las tasas para enfriar la economía y evitar que aumente más la inflación.

La entidad que preside Mercedes Marcó del Pont promoverá esta reducción de tasas a través de las licitaciones de Lebac y Nobac. «Vamos a cumplir con el programa de absorción de pesos previsto para el año, pero no lo haremos a costa de pagar mayores tasas», dijeron.

Con un dólar prácticamente planchado, pagar tasas de entre el 11% y el 12% anual en pesos es un fuerte atractivo para los que buscan ganancia rápida en divisas, aun cuando en términos reales se trata de un rendimiento negativo (la inflación supera el 25% anual). Ahora buscarán que el costo de esa absorción resulte más barato. Se estima que para fin de año el stock de títulos emitidos por el BCRA ascenderá a unos $ 100.000 millones. Si el dólar sube el 5% este año, es decir lo mismo que el año pasado, los instrumentos emitidos por el BCRA ofrecerían un rendimiento cercano al 7% en dólares. Algo parecido sucede con los depósitos a plazo fijo.

Peligro

Si las tasas continuaran con el sesgo alcista que mostraron en la última parte de 2010, el peligro es atraer más divisas que entran exclusivamente para conseguir ganancias de corto plazo.

En el razonamiento oficial, captar más dólares exclusivamente por tasas favorables sólo generaría más inflación. Sucede que el Central se vería obligado a absorber esas divisas, pero emitiendo más pesos.

Según quedó establecido en el Programa Monetario, el Central tiene planeado absorber el 60% de los pesos que emitirá este año por la compra de divisas (se estima en unos u$s 12.500 millones). Por lo tanto, el monto total de pesos que debería retirar del mercado asciende a unos $ 30.000 millones, sin contar lo que vence a lo largo del año. En Brasil, sin embargo, la estrategia es completamente diferente.

Claro que un incremento de la tasa en reales no es gratuito, ya que al mismo tiempo atraería más dólares al país. La consecuencia es mayor presión a la apreciación del real en relación con el dólar. Hasta ahora, los intentos por aumentar el tipo de cambio que se vienen ensayando hace algunos meses (incluyendo un impuesto del 4% para los inversores extranjeros que apuestan por el mercado brasileño) resultaron infructuosos.

En Chile el Banco Central de ese país anunció un programa de u$s 12.000 millones para comprar divisas y evitar una mayor apreciación cambiaria. Y en Uruguay el Banco Central acaba de postergar una suba de la tasa de interés, pese a la inflación creciente. Algunos ven en este retraso un cambio de estrategia en la presidencia de José Mujica, que también busca desalentar el ingreso de capital especulativo.

En el BCRA están dispuestos a discutirle a la «ortodoxia económica» la decisión de promover una reducción de tasas. Las críticas apuntan a que bajar los rendimientos en moneda local en este contexto generaría más inflación, ya que recalentaría aún más el consumo.

La disminución de las tasas está, en realidad, en línea con la fuerte expansión en la cantidad de dinero prevista para este año, que llegaría casi al 40% en términos interanuales para mediados de 2011.

En otras palabras, la suba del gasto público, la expansión en la cantidad de dinero y la reducción de tasas van en la misma dirección de promover un mayor crecimiento de la economía y evitar cualquier posibilidad de ajuste antes de las elecciones. El peligro es que se acelere todavía más la inflación, ante el abaratamiento del crédito tanto para individuos como para las empresas.

Si bien las tasas de créditos personales continúan en niveles relativamente altos, el financiamiento para las empresas resulta mucho más barato. Conseguir fondos frescos por descuentos de cheques, por ejemplo, oscila entre el 12% y el 13% anual, es decir tasas que están bien por debajo de la inflación. El Central prevé que este año el stock crediticio aumentará más del 35%, es decir unos 40.000 millones de pesos.