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Papa grande, acusaciones chicas

*Por Ricardo Roa. Es difícil ser kirchnerista en estos días. Si no, pregúntenle al gobernador de Río Negro. "No sé qué aporte ha hecho la Iglesia argentina para que lo hayan (a Bergoglio) nombrado Papa", tuiteó Alberto Weretilneck. El no lo sabrá, pero la Iglesia lo tiene claro.

Nota extraída del diario Clarín.


Es difícil ser kirchnerista en estos días. Si no, pregúntenle al gobernador de Río Negro. "No sé qué aporte ha hecho la Iglesia argentina para que lo hayan (a Bergoglio) nombrado Papa", tuiteó Alberto Weretilneck. El no lo sabrá, pero la Iglesia lo tiene claro.

Después se desdijo pero ya había puesto los dedos en el enchufe y nadie dejó de entender lo que quiso decir. Hay muchos kirchneristas que no salen de su pensamiento minúsculo.

Estela Carlotto lo dijo peor: "Bergoglio representa esa Iglesia que oscureció la historia del país" (ver pág. 5). Y no se ha desdicho.

Otros, en cambio, han puesto la luz de giro, como el filósofo oficial Ricardo Forster. Afirmó: "No es lo mismo Jorge Bergoglio que el Papa Francisco. Ahí hay una mutación ". Acá también nadie deja de entender lo que quiere decir.

Weretilneck no arrepentido, en su primera versión, y Carlotto dicen lo que el kirchnerismo íntimamente siente, Forster lo que le conviene al kirchnerismo decir. Es una contradicción entre la ideología y la política. Bergoglio dejó de ser Bergoglio, ahora es el Papa. Y Forster, en un raro rapto de lucidez, propone reconocer esa realidad (ver pág. 16).

Para algunos Francisco es Francisco y para otros Bergoglio, el opositor. Pero el Gobierno no tiene pruebas para acusar a Bergoglio de haber colaborado con la dictadura, salvo la sospecha de que no hizo lo que podría haber hecho o que no hizo lo suficiente para proteger a dos seminaristas que fueron secuestrados.

Si se aplicara esta política del prontuario a algunos de los oficialistas, ¿qué pasaría?

Alicia Kirchner fue funcionaria en Santa Cruz durante el Proceso; Timerman dirigió un diario que salió para apoyar al golpe militar y el juez Zaffaroni juró por los Estatutos de la Revolución Argentina. Sólo para citar tres casos.

El razonamiento "no hizo lo suficiente" es una falacia imposible de resolver. Puede aplicársele a cualquiera en cualquier situación. A los Kirchner, por ejemplo, ambos abogados y que en esos años jamás presentaron un hábeas corpus o defendieron a un preso político.

Bergoglio o Francisco, como se quiera, lector de Borges, leyó seguramente el poema Los Conjurados, que es para detenerse largo rato en él. "En el centro de Europa están conspirando", dice Jorge Luis, el antiperonista leído por un peronista cuando no sabe que será Papa.

No es de esa conspiración que uno puede imaginar de la que habla el poeta argentino que ya es universal como el otro, su lector. No es para derrumbar sino para construir. Una conspiración de hombres de distintas estirpes, idiomas y religiones que "han tomado la extraña resolución de ser razonables".

Esos conjurados han tomado la determinación de olvidar sus diferencias para acentuar afinidades. El Papa argentino es una invitación y una oportunidad para pensar en grande.