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Panamericanos, medallas y políticas

*Por Osvaldo Arsenio. Acaban de cumplirse 60 años de la disputa en Buenos Aires de los primeros Juegos Panamericanos: esa primera edición mostró sin ninguna duda cómo el facilitar por medio de políticas de Estado, desde 1945, la práctica deportiva masiva daba excelentes resultados también para alcanzar resultados en el alto rendimiento.

Luego, las sucesivas interrupciones de los ciclos democráticos mostraron un deporte que poco a poco se fue replegando sobre sí mismo, logrando menos resultados y, lo que fue peor, reduciendo la cantidad de participantes, al circunscribirlos a las capas sociales más afortunadas.

La democracia recuperada mostró a veces las falsas dicotomías entre deporte social y deporte de elite, que desde el inicio de la gestión del secretario Claudio Morresi se encaminan a su extinción.

Los Juegos Panamericanos de Guadalajara, el mes próximo, serán el punto culminante de este año en cuanto a objetivos comunes para el deporte de representación nacional. En estos Panamericanos, y sin hacer vaticinios imprudentes, la Argentina logrará más podios que en los anteriores, de Río 2007. A nuestro ya habitual buen nivel en los deportes de equipo, se sumarán actuaciones seguramente sobresalientes en pelota y también en las disciplinas acuáticas, vela, remo esquí náutico y canoas.

Se espera además una mejora evidente en dos deportes, boxeo y lucha, en los que se ha progresado mucho en los últimos años gracias a diversos programas de apoyo instrumentados desde la Secretaría de Deporte.

Además, el tiro y otros deportes de combate, juntamente con las aguas abiertas, el BMX, el patín artístico y los lanzamientos en atletismo, tienen buenas posibilidades de logros importantes. Se estima que en Guadalajara alrededor de veinte deportes alcanzarán un lugar del podio.

Estos Juegos, que luego de finalizados nos mostrarán su estadística cruda, por sí solos no reflejarían todas las políticas de Estado perdurables puestas en marcha durante estos años.

Entre ellas, la trascendente conexión entre el deporte social y el alto rendimiento a través de las múltiples acciones masivas de inclusión, como los distintos juegos regionales y los Nacionales Evita, cuya demostración cabal ha sido el ascenso de varios jóvenes deportistas provenientes del deporte masivo, como fue el caso del lanzador de jabalina Braian Toledo, a los primeros planos internacionales, completando así un círculo virtuoso.

También la Escuela Media con orientación deportiva, que significa ni más ni menos que el punto de partida para que la ecuación estudio-deporte encuentre en los próximos años su consolidación.

La creación por ley nacional del Enard, ente integrado por el Comité Olímpico Argentino y la Secretaría, tiene una importancia decisiva para el deporte de representación nacional, en particular para las competencias del programa olímpico, al permitir no sólo la inyección de mayores recursos para deportistas y técnicos, sino también por su importancia estratégica en el diseño de políticas de desarrollo científico-técnico que tengan como objetivo las competencias del ciclo olímpico.

De Guadalajara esperamos varias medallas, que acompañen con la particular pasión y sentimiento de todo logro deportivo a todas esas otras medallas silenciosas pero no menos trascendentes y perdurables. Es que las medallas hacen historia, y las políticas exitosas cambian la historia.