Noticias
Padres culposos, hijos con culpa
Muchos chicos que apostaban usando la tarjeta de crédito de la madre (extensión, miren que palabrita...) y perdieron, no consideran que eso es una deuda. Es más, muchos padres tampoco lo ven como una deuda del hijo. ¿Qué nos está pasando? ¡No confundamos a nuestros chicos!
Estoy casi segura de que esa sensación horrible, temerariamente horrible, la tuvieron las personas en distintos momentos de la historia, momentos de quiebres profundos, de cambios de paradigmas enormes, de sentimientos de orfandad de certezas.
Unas décadas atrás, no tantas aunque parecieran siglos merced a las tecnologías, los padres decían "no, porque no", "basta", "fijate qué podés hacer para no aburrirte", "no tengo", "no puedo", etc, y seguían haciendo sus cosas. Los hijos, nosotros, quedábamos abrumados frente a tantos NO sin cobertura de culpa. Enojados, angustiados, decepcionados, sintiendo el peso de ese vínculo asimétrico donde de un lado estaba el adulto y del otro el niño o adolescente. Y este vínculo se replicaba con los docentes, los médicos, los profes en los clubes, los colectiveros, todos!!
Pasaron décadas, cambiaron paradigmas, las tecnologías transformaron todas las escenas que habitamos en un clik inmediato y dopamínico. Las redes sociales (antecedidas por los medios de comunicación obedientes a los dueños del planeta) mezclan e inventan mentiras que parecen verdades. confunden libertad con desresponsabilidad, invitan al odio y a la violencia, la inteligencia artificial se hace pasar por psicólogo, médico, abogado, poeta. Ojo! Todo bien con la IA, un cafecito podría tomarme con ella, pero hasta ahí, ya sabemos los efectos de ceguera y esclavitud que acarrea todo aquello que te promete una vida mejor al toque y sin esfuerzo.
Y hablando de magia, chicos que se enferman de ludopatía porque creen que pueden vivir de las apuestas. Cuando llegan a tratamiento se sienten avergonzados por los préstamos, arrepentidos por haber priorizado las apuestas a las novias que les decían que si seguían se terminaba todo (y se terminó, claro).
Pero hay algo interesante que me llevó a este escrito: muchos chicos que apostaban usando la tarjeta de crédito de la madre (extensión, miren que palabrita...) y perdieron, no consideran que eso es una deuda. Es más, muchos padres tampoco lo ven como una deuda del hijo.
¿Qué nos está pasando? ¡No confundamos a nuestros chicos! Si la tarjeta es nuestra, no es de ellos. Si la plata la ganamos nosotros con nuestro trabajo, y les transferimos, preguntemos para qué necesitan cuando nos piden, ¡es lo mínimo!
Basta de confundir a los chicos, basta de sentirnos culpables porque no pudimos ir a alguna reunión de padres o a verlos a algún partido porque estábamos trabajando, nos tocó vivir en la sociedad del rendimiento ¿qué vamos a hacer?
Eso sí, podemos pensar y decidir hasta dónde laburar y hasta dónde estar con los pibes; hasta dónde estar en redes sociales y hasta dónde con los pibes. Hasta dónde salir con amigos y hasta dónde con ellos, porque sabemos que ser padres y madres implica ciertas renuncias a lo propio, al menos durante los primeros años.
En fin, nos toca pensar el mundo y dentro del mundo nuestra casa, nuestra familia, nuestras decisiones.
Y recordemos que decirles "no" a nuestros pibes cuando debamos hacerlo no nos convierte en nuestros viejos, en todo caso nos convierte en nosotros mismos.
Lic. DÉBORA BLANCA
Directora de Lazos en juego
Ig deborablancalj
Youtube Débora Blanca
Dejá tu comentario