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Otro fallo de espaldas a las víctimas

¿Quién escucha a las víctimas? ¿Quién escucha a los que sufren?

Daniel Bellini cumplirá la pena en su casa, con una tobillera magnética. La Justicia pocas veces se acuerda de las víctimas.

Aníbal González Igonet era un anciano enfermo, muy enfermo, padecía cáncer. En el verano de 1963 había matado a varias mujeres. Lo conocieron como "el loco del martillo". Recién en 2006, 43 años después de su detención, lo enviaron a la casa de una hermana para que muriera fuera de la cárcel.

González Igonet sólo tenía un defensor oficial asignado, jamás pudo pagarse una defensa. Su detención fue justa, aclaro. Pagó por la brutalidad que cometió.

Pero no siempre es así. Daniel Bellini, con un equipo de abogados y peritos prestigiosos, la sacó barata en el juicio oral. Pese a que asesinó a su mujer y madre de su hijo, en un claro caso de violencia de género, sólo le dieron 16 años de cárcel y Casación se la bajó a 15.

Ahora, con Parkinson, una enfermedad que es controlable, el Servicio Penitenciario Bonaerense le dijo al Tribunal que no lo pueden cuidar en la cárcel. Por eso lo mandaron a la casa. Solo estuvo unos años en prisión. Y no volverá nunca más a estar entre rejas.

Lo cierto es que este fallo, como tantos otros que hemos conocido en los últimos años, pueden ser técnicamente correctos, pero tienen un grave problema, se alejan del sentido común. Los familiares de las víctimas, los que quedan para sufrir y padecer el horror, no tienen ningún derecho.

Nadie escucha a las víctimas, a los que sufren. La justicia, una vez más, demostró que está lejos de quienes realmente tienen que defender.