Nuevo amor botinero

A Marixa Balli y a Clemente Rodríguez se los vio juntos en el autódromo, presenciando la carrera del TC que se corrió el domingo 5 en el Gálvez. Apenas descubrieron a la prensa, se fueron. ¿Tendrán algo que ocultar?

Ellos mueren por esas siluetas torneadas, y ellas parecen rendirse a los pies de los hombres de rígida musculatura, comprobada fama y poderosa billetera. La atracción entre las vedettes y los jugadores de fútbol no aparenta tener fecha de vencimiento.
Siempre está vigente.

Nació hace muchos años y con el transcurso del tiempo se transformó en una tendencia que no deja de sumar adeptos. A los romances más mediatizados, como los de Wanda Nara y Maxi López, Martín Demichelis y Evangelina Anderson o el que sostienen Patricio Toranzo y Tamara Alves, se agregó una nueva pareja.

Se trata de una relación que por el momento no justificaría ser considerada como noviazgo, ya que ninguno de los dos protagonistas se atreve a blanquear lo que están viviendo.
Sí, porque apenas Clemente Rodríguez y Marixa Balli notaron la presencia de la prensa, huyeron cada uno por su lado.

Con la clara intención, obviamente, de despistar y de quitarles argumentos a quienes los habían individualizado mientras disfrutaban de la carrera del TC que se desarrolló el domingo 5 de agosto en el autódromo de la ciudad de Buenos Aires. Fue automático: advirtieron que las miradas ya no estaban centradas en las máquinas que pasaban haciendo ruido por la pista, y que el centro del interés pasaba por ellos mismos. Entonces, para evitar que las cámaras documentaran la imagen juntos, aguardaron el primer hueco de la competencia para irse. Por supuesto, lo hicieron por separado, aunque, muy posiblemente, una vez fuera del autódromo se hayan vuelto a encontrar.

Más allá de su deseo de maquillar un vínculo que estarían iniciando, quedó claro que algo pasa entre el lateral de Boca y la ex novia del Potro Rodrigo Bueno. No es común ver a un atleta de tanta popularidad asistir a un evento de masiva concurrencia, y menos acompañado por una mujer también muy conocida. De antemano, se sabe que rápidamente el público los va a identificar.
Pero parece que los riesgos no los han atemorizado y que estarían dispuestos a asumir las consecuencias. Aunque, claro, en la primera que se las vieron negras, dispararon a la velocidad de un Fórmula 1. De todos modos, tal vez por el momento no evalúen la posibilidad de dar a conocer sus sentimientos públicamente, pero, como suele ocurrir en la mayoría de los casos, el paso de los días quizá los empuje y los motive a blanquear la situación.

Será una decisión que hablarán en privado y que analizarán detenidamente, porque, en definitiva, no admitir lo que todo el mundo ve sería querer tapar el sol con la mano. Y eso es imposible, ¿no?