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Nuestra misión de vida

* Por Por Shlomo Tawil. En los últimos tiempos somos testigos directos o indirectos a través de los medios de comunicación de una seguidilla de tragedias naturales en diversas partes del mundo. En realidad llama la atención y es motivo de debates sociales hasta de la charla de café.

Están los justicieros que enseguida levantan el dedo acusador, "a ellos le pasó esto porque se lo merecen porque.....", no me parece bien porque ni Dios ni nadie los nombró jueces para sentenciar quién se merece un castigo. Es más, se debe tener cuidado con eso porque al que sentencia luego se lo juzga del cielo como andan sus acciones y todos somos imperfectos. Lo que sí es recomendable es el autojuicio, ¿por qué le pasa a uno lo que le pasa?

Después están aquellos, en general no creyentes, que le atribuyen todo a la naturaleza, no hay ni buenos ni malos, este mundo se hizo sólo hace millones de años por evolución o por espontaneidad, por ende el universo no tiene regente y tampoco castigo y recompensa, una jungla que gana el más fuerte.

Algo es seguro, el universo tiene dueño, un creador, que dirige, supervisa y tiene todo bajo control, es a quien llamamos Dios. Si pasan las cosas que pasan seguro hay motivos, y para nosotros, los seres humanos, lo principal es comprender que hay mensajes que aquel que controla todo desea expresar. Esos mensajes están claros en los textos bíblicos y es que debemos mejorar nuestras conductas tanto en el plano individual como el grupal, bregar por una sociedad más sana moralmente, más civilizada, respetando los derechos de los demás, dejar de lado el "yo" y ver cómo puede construirse un entorno más pacífico.

Lamentablemente lo que resalta es lo negativo y da la sensación que está todo el mundo en una situación de tragedia constante. Pero si nos ponemos a pensar la cantidad de cosas buenas que pasan, la maravilla de vivir, los milagros de la naturaleza, el avance de la tecnología para poder tener una mejor calidad de vida. Saber reconocerlo y agradecer a Dios ya es un paso significativo.

Puede ser que haga falta modificar la visión que tenemos sobre la vida. Podemos entenderlo mejor con una famosa anécdota jasídica, de un hombre devoto, muy angustiado fue a su rebe, a su maestro y guía espiritual, para contarle que su situación económica empeoró drásticamente en los últimos tiempos y no tiene dinero para casar a su hija entre otras necesidades, y desea su bendición. Después de una breve meditación el rebe le dijo: "Tu estás sólo viendo lo que tú necesitas, pero ponte a pensar ahora para qué te necesitan a vos". Esa debe ser nuestra misión de vida, darnos cuenta en todo el engranaje del universo qué lugar me ocupa para que funcione todo mejor.