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Noemí Alan: “Todavía pago el precio de aquella foto con el Tigre Acosta”

Noemí Alan se luce arriba del escenario del Teatro Regina todos los domingos con la obra de Muscari llamada “Escoria, el lado B de la fama” en donde conversa con el público sobre su vida y confiesa por qué aquella foto publicada con la gorra puesta del represor Jorge “Tigre” Acosta le arruinó la carrera.

Cuando recibió el llamado y la convocatoria de José María Muscari para formar parte de “Escoria, el lado b de la fama” no tuvo muy en claro qué responderle. La propuesta era muy distinta a lo que estaba acostumbrada a hacer, pero interesante. En lugar de actuar, tenía que contar su vida, junto con un grupo de actores que tuvieron su momento de gloria y hoy están casi olvidados. Pero Noemí Alan tenía ganas de trabajar con Muscari y hoy no está arrepentida, sino todo lo contrario. Por eso asegura que “hay que tener muchos ovarios para presentarse y desnudar en el escenario la realidad de uno mismo y no interpretando a un personaje. Cada uno de nosotros vuelve a hacer algo que la gente recuerda de nuestra trayectoria, pero también monólogos como en mi caso, donde hago confesiones sin red de mi vida real”.

Entre los muchos temas que toca con el público hay uno que aparece como recurrente. Un hito que le marcó su carrera en forma negativa y tal vez para siempre: aquella tapa junto con el represor Jorge “Tigre” Acosta y la gorra del militar sobre su cabeza. “En su momento no tuve mucha oportunidad de aclarar ese tema y por eso lo hablo ahora, a corazón abierto con la gente. Cuento la verdad de aquella tarde, en la que casi treinta artistas enviados por todos los canales, fuimos un lunes que no trabajábamos a hacer un festival solidario para los ex combatientes de Malvinas. En mi caso fui por pedido de Gerardo Sofovich y Canal 13 junto con otros compañeros como Rolo Puente, Mariquita Gallegos, Adriana Brosky, Miguel Angel Cherutti, Los Angeles de Smith, el Pato Carret, el Chango Nieto y varios más. La guerra ya había terminado y a nadie le importaba la ideología de cada uno. El único objetivo era hacerles pasar un buen rato a los chicos sobrevivientes de la guerra”. Rememora todavía dolida porque ningún compañero salió a aclarar que no se había tratado de una fiesta privada, sino de un festival público y solidario.

La “Tana” relata que ella se bajó del escenario y fue al fondo para actuar cerca de los jóvenes soldados “porque ellos estaban atrás de todo. Adelante estaban los milicos importantes y yo no había ido a trabajar para ellos. Después del show nos hicieron un lunch y nos sacaban fotos. Yo sólo tenía veinte años y no sabía quién se ponía a mi lado para la foto, ni lo que pasaba por entonces en el país. Cuando vino el “Tigre” Acosta yo no lo conocía ni sabía su nombre. Le saqué la gorra y me la puse jugando”.

Después llegó la hora de esa famosa tapa y el silencio de sus compañeros y el medio. “Supongo que muchos no hablaron por miedo. A mí además de censurarme me amenazaron varias veces por ese tema para averiguar por las fotos. El tema es que nunca supimos quién entregó las entregó, aunque hubo rumores que lo hizo un compañero a cambio de canje de publicidad. Yo le iba a hacer una demanda a Perfil, pero nunca pude recuperar esas fotos que hubiesen demostrando que sólo era un festival. Fijate que Gerardo hacía poco les había ganado un juicio por medio millón de dólares por una foto trucha. Me hubiese parado para toda la vida. Todavía hoy siento que eso me perjudicó en mi carrera. Esto lo cuento en el espectáculo y la gente me aplaude de pie. Si me ves en esa foto estoy con una polera negra hasta el cuello y se nota que la cortaron para que no se viera gente en los costados. Creo que lo hicieron por el juicio que habían perdido con Gerardo, por esa tapa en la que le pusieron a él una gorra militar trucada. Por bronca a él me cortaron la carrera a mí”.