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Murió el periodista Miguel  D’Alascio, el fiel amigo de Carlos Bilardo

El periodista deportivo estuvo en el famoso programa “La Hora de Bilardo” durante más de 20 años.

El periodista Miguel D’Alascio murió este viernes. Fue uno de los productores y conductores más reconocidos en el ámbito del periodismo deportivo cuya trayectoria estuvo marcada por sus más de 20 años como fiel ladero de Carlos Salvador Bilardo en el programa La Hora de Bilardo que buena parte de la Argentina escuchó cada medianoche desde 1995 y hasta 2017.

La Hora de Bilardo fue una icónica emisión radial que conducía el exentrenador campeón del mundo con la Selección Argentina en México 1986 en la que el Doctor opinaba de cualquier tema, desde los principales del espectro periodístico hasta de las butacas de un teatro. Estuvo al aire durante 22 años y Miguel D’Alascio fue el único de todos los columnistas que pasaron por el programa que participó en los 22 años del ciclo.

Fue un programa de emisiones históricas, de grandes debates, de increíbles anécdotas, de permanente interacción de los protagonistas con los oyentes, fieles hasta el último minuto. Quedan en el recuerdo decenas y decenas de anécdotas ocurridas en esos estudios por las locuras del Doctor, como aquella noche del 16 de febrero de 2017 en la que, enojado, abandonó el aire.

Es que a las 23:05, al comenzar el programa, se encontró solo en el estudio, lo que no le gustó. “¡Hola, mundo! ¿Cómo están? Aquí estamos. ¡Estoy solo en el estudio! No hay nadie. Una, dos, tres, cuatro, cinco sillas vacías”, dijo en la apertura.

Luego agregó: “Desde el lunes quiero saber quiénes van a estar conmigo en la radio, o me voy. Así nomás. Hablo con el señor Vila y le digo, ‘Daniel, puedo hacer la radio solo, pero tengo que tener al menos uno que me ayude a hacer algo’. ¡Y no tengo a nadie! Esto ya no me lo banco más. Tengo uno, a veces tengo dos, pero (hoy) no hay nadie”.

En ese momento Miguel D’Alascio ingresaba al estudio. “Llegó Miguel, ya llegamos tarde. Cortamos acá, chau. Me voy. Hasta mañana, y si mañana no está el equipo a la hora, no vengo más. Punto y aparte, listo. Se acabó. Poné música”, dijo y no volvió más, hasta el otro día.

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