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Mucho más de lo mismo (II)

*Por Marcelo Zlotogwiazda. El año 2011 cerró con récord de producción y ventas de automóviles, ambas bien por arriba de las 800.000 unidades.

Es sin duda una buena noticia, por lo que esos números implican para el empleo y, más aún, para el afianzamiento industrial: el sector contribuyó con algo más del 9 por ciento de todo el valor agregado industrial generado desde el año 2003.

Pero esos datos, que en términos generales son favorables, tienen al menos dos consecuencias secundarias negativas. Una es el impacto sobre el tránsito, dado que la infraestructura vial está muy lejos de acompañar el crecimiento del parque automotor. El otro es el empeoramiento de la balanza comercial del sector, que agranda su déficit cuanto mayor es el nivel de actividad, debido al alto componente importado de su función de producción. Se calcula que el año pasado el desequilibrio rondó los 6.000 millones de dólares .

A esto último apuntó el primer decreto presidencial firmado en 2012, es decir el primero que firmó Amado Boudou como reemplazante transitorio de Cristina. El decreto 1 bajó de 212.500 a 150.000 pesos el precio piso a partir del cual los autos cero kilómetros pagan un 10 por ciento en concepto de impuestos internos (si se incluye el IVA y el margen del consumidor el piso es de 200.000 pesos). El informe difundido por el Ministerio de Industria señala que "de esta manera se dará protección y mayor competitividad a los autos de producción nacional, ya que el 95 por ciento de los nafteros y el 75 por ciento de los gasoleros que superan el nuevo piso para el pago del impuesto serán vehículos importados extrazona", o sea desde fuera del Mercosur. La estimación oficial es que, con el nuevo piso, este año pagarán el impuesto unos 47.000 autos nafteros y alrededor de 11.000 gasoleros.

Pero además del encarecimiento de los importados en función del objetivo explicitado por el Ministerio de Industria, la medida tiene otro propósito, según consta en el decreto. Entre los fundamentos de la decisión figura "que razones de política económica hacen aconsejable practicar las modificaciones propuestas, procurando una mayor equidad tributaria". Se sobreentiende que ampliar el cobro de Internos a los compradores de autos nuevos con precio final superior a los 45.000 dólares es una medida impositiva que aporta a la progresividad de la estructura tributaria.

No hay duda de que lo anterior es correcto. Pero, ¿cuál es la magnitud del cambio? Para llegar a algún número es necesario adoptar algún supuesto sobre cuántos más vehículos cero kilómetro pagarán el impuesto con el piso más bajo. Si se asume que de los 58.000 señalados por el Gobierno como cantidad total alcanzada por el impuesto, la mitad no habría pagado, si en lugar de bajar el piso se lo hubiese indexado por inflación; si además se toma un precio imponible (sin IVA ni margen de comercialización) promedio de 180.000 pesos; de eso resulta una base de recaudación de 5.220 millones de pesos (29.000 x 180.000); si a eso se le aplica la alícuota del 10 por ciento se llega a una recaudación adicional de 522 millones de pesos, que en realidad debería ser mayor ya que la alícuota para los gasoleros es de 22,5 por ciento. En resumen, se podría decir que la medida aportará unos 600 millones de pesos adicionales aproximadamente.

No es poco dinero. Pero es una cantidad que sigue sin modificar sustancialmente una estructura tributaria que en muy poco ha variado en los últimos ocho años. Pasemos de una medida puntual a la cuestión global.                                                                       

                      
La semana pasada, el Gobierno difundió los números de la recaudación del año 2011 y se ocupó de resaltar varios aspectos claramente positivos, entre los que se destacan el incremento del 31,8 por ciento en los ingresos totales, un aumento en Ganancias del 41,7 por ciento que supera al promedio, al igual que los recursos originados en la Seguridad Social que subieron un 34,1 por ciento.
También la recaudación del IVA creció más que el promedio, un 32,5 por ciento, dato que vuelve a poner en ridículo las cifras oficiales de inflación: si la cantidad consumida se expandió el año pasado un 9 por ciento y los precios tuvieron un alza de otro 9 por ciento, es imposible que un impuesto al consumo crezca a más del 30.
Más allá de la variación anual, si se toma algo de perspectiva y se compara la conformación de los ingresos tributarios de 2011 con los de 2003, se observa que, en términos de progresividad, no ha habido mejoras significativas. Para empezar, en el cuadro que acompaña esta nota se advierte que los dos impuestos que más afectan a la población con más ingresos y/o patrimonio han perdido peso relativo. Ganancias pasó de representar 20,4 por ciento del total al comienzo del kirchnerismo a 19,7 por ciento el año pasado.
La caída en Bienes Personales es estrepitosa. Del ya bajísimo 2,2 por ciento de 2003 se redujo a un minúsculo 1,1 por ciento en 2011. Los ejemplos que siguen (corresponden a las presentaciones realizadas en 2010, que son los últimos datos oficiales disponibles) ilustran la enormidad de la evasión en este gravamen:
-Menos de 300.000 contribuyentes declaran un patrimonio superior al mínimo exento de 305.000 pesos;
-En el conjunto de las declaraciones juradas (las que superan el mínimo exento y las que no) aparecen nada más que 565.000 inmuebles en el país y 3.900 en el extranjero ;
-Figuran apenas 372 aeronaves radicadas localmente;
-Sólo hay declarados 10.800 depósitos en bancos del exterior.

La insignificancia de lo que se paga de Bienes Personales también puede mostrarse con el siguiente ejercicio: el año pasado se compraron 860.000 autos cero kilómetro; suponiendo un precio promedio de 65.000 pesos y asumiendo que todos los compradores de autos nuevos califican para pagar el impuesto con su alícuota más baja (0,5 por ciento), el impuesto determinado sería de 280 millones de pesos.

¡Sólo por los autos cero kilómetro vendidos en 2011 se debería haber pagado un 5 por ciento de lo que efectivamente ingresó!                                         

Del cuadro adjunto también se desprende que los Derechos de Exportación (retenciones) no han incrementado su participación, y que los impuestos que han ganado más espacio son los de la Seguridad Social, como consecuencia de la fuerte expansión del empleo.

La reforma tributaria que alguna vez, hace tiempo, prometió el kirchnerismo para mejorar la equidad del sistema sigue siendo una asignatura pendiente. Algo muy parecido se escribió en una columna publicada hace un año y titulada "Mucho más de lo mismo" l.