Milei avisó que sostendrá las bandas cambiarias pero la presión para levantar el cepo a las empresas irá en aumento
El Gobierno busca evitar la volatilidad cambiaria para sostener la desinflación, aunque los mercados reclaman una apertura gradual de los controles para incentivar inversiones.
El Gobierno no quiere sobresaltos con el tipo de cambio, y Javier Milei confirmó que las bandas cambiarias se mantendrán al menos hasta 2027. El anuncio fue realizado durante su participación en el America Business Forum en Miami, donde ratificó la continuidad del esquema como herramienta para dar previsibilidad. En la misma línea se había expresado días atrás el titular del Tesoro de Estados Unidos, Scott Bessent. Sin embargo, el cepo que todavía afecta a las empresas podría comenzar a flexibilizarse de manera gradual.
La expectativa de los inversores es que el levantamiento de las restricciones cambiarias empiece a concretarse a partir del segundo trimestre de 2026, coincidiendo con el ingreso de los dólares de la cosecha gruesa. Mientras que este año se permitió la liberación del cepo para personas físicas, el Gobierno mantuvo casi intactas las limitaciones que heredó del anterior mandato en el caso de las compañías.
En medio de las presiones cambiarias previas a las elecciones, incluso se reimpusieron algunas trabas al público, como la llamada “restricción cruzada”, que impide comprar dólares financieros (MEP o contado con liquidación) a quienes ya accedieron al mercado oficial. Según estimaciones privadas, las empresas habrían adquirido cerca de 12.000 millones de dólares hasta septiembre mediante ese sistema, utilizando a los titulares de las firmas para canalizar las operaciones.
Mantener el cepo sin flexibilizarlo genera varios problemas. El más relevante es que impide a la Argentina recuperar la categoría de “mercado emergente”. De acuerdo con un informe del JP Morgan, una eventual recategorización podría atraer flujos automáticos de inversión por unos 2.600 millones de dólares, dado que los grandes fondos internacionales tendrían que replicar la participación del país en los índices MSCI emergentes o latinoamericanos.
Más allá del aspecto financiero, la eliminación progresiva del cepo se considera un paso necesario para normalizar la economía. En este sentido, Milei decidió avanzar en el orden inverso al aplicado durante la gestión de Mauricio Macri: primero alcanzó el equilibrio fiscal, y recién después comenzó a analizar la liberación cambiaria.
A diferencia del esquema implementado en 2015 —cuando se levantaron las restricciones de un día para el otro—, el actual Gobierno busca sostener la estabilidad lograda. Desde su llegada, las cuentas públicas muestran equilibrio, pero el proceso de apertura del mercado cambiario avanza con cautela y, en algunos casos, con retrocesos temporales.
El mantenimiento del sistema de bandas no impide continuar con la flexibilización del cepo. La intención oficial es ofrecer previsibilidad respecto a la cotización del dólar, aunque algunos analistas advierten que sostener un ajuste de apenas 1% mensual puede dificultar otro objetivo central para 2026: la acumulación de reservas.
Con este escenario, el desafío será compatibilizar la necesidad de sumar dólares al Banco Central con la apertura del mercado. Los críticos del esquema de bandas advierten que se trata de un “corset” que limita la compra de divisas en volúmenes significativos, algo que podría volverse insostenible si el Tesoro interviene con fuerza. Por ahora, el techo de la banda cambiaria se ubica en torno a los 1.500 pesos para el tipo de cambio mayorista.
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