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Melisa Saettone: la sobrina misteriosa de Jorge Mangeri

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Insulta, difama, desacredita  por doquier a quienes señalan a su tío como el autor de crimen de Ángeles. ¿Amor filial o patología con el tío Jorge?

Quienes habitan el edificio trágico de la calle Ravignani sienten temor por el "clan Mangeri - Saettone", por eso nadie vio, ni escuchó ni dice saber algo de aquella mañana fatal para la adolescente.

Hablar con uno de esos vecinos es casi una odisea. Uno de ellos tomó recaudos propios de esos films en el que parecen ser testigos en peligro  de la presencia de Bin Laden o del asesinato de Kennedy.  ¿Y para decir qué? Solo algo que es vox populi en la zona: que Jorge Mangeri era un baboso con cualquier mujer que pasara a su lado, pero más con jovencitas con uniforme escolar. Que arrojaba cosas al piso para al levantarlas mirar por debajo de las polleras de las adolescentes. Es una debilidad enfermiza de muchos hombres, por algo en los sexs shops de Buenos Aires los uniformes de colegialas -junto con los de mucamitas- son los que más se venden en el rubro fantasías.

¿Qué otro elemento aporta ese vecino de identidad reservada? Dice que hay dos Melisas, la que llora frente a las cámaras proclamando la inocencia de su tío, y la que grita y vocifera en los pasillos de Ravignani amedrentando a los habitantes que ahí viven previniendo algo así como: "Que a nadie se le ocurra abrir la boca contra mi tío porque la van a pasar mal".

Desde ya que esa fantasía con adolescentes no convierte a Mangeri en asesino, pero los rastros genéticos hallados en las uñas de la joven son letales para zafar de la imputación.

Melisa Saettone se encargó de diseminar en todos los foros -aunque con identidad cambiada-, la idea que Jorge Mangeri es un perejil. Y mucha gente es propicia en la Argentina para ver conspiraciones en todo: que a Carlitos Menem Jr. lo asesinaron y no que la caída de su helicóptero se debió a su propia imprudencia, que Alfredo Yabrán vive con otra identidad en otro país; y así mil ejemplos.

Pero para que haya un perejil tiene que haber algún poderoso manejando los hilos sutiles, y en Ravignani sólo habita gente de clase media y ninguno con esos contactos supremos como -por caso- en la causa del crimen de Norita Dalmasso cuando quisieron acusar al albañil y hasta al hijo de Macarrón como los asesinos de la mujer.

Ninguno de estos ejemplos ocurre en el homicidio de Ángeles Rawson. Pero Melisa alimenta esa imaginería popular por las conspiraciones, y a fuerza de repetirlo incansablemente en blogs y redes sociales plantó la semilla del perejilazo y hoy muchos lo creen.

Al juzgado lo desbordó la causa y si para que pueda declarar el hermanastro de Ángeles preparan un ejército de psicólogos, psiquiatras y pedagogos para que su testimonial sea considerada válida en el expediente, la posibilidad de que declare Melisa -como se pensó en algún momento- quedó diluida en el tiempo.

El crimen tiene alrededor personajes extraños, desde la madre de Ángeles hasta Sergio Opatowski, y ese hecho lo convierte en el episodio criminal más trascendente en el historial policial de la Argentina.

¿Y qué podría declarar la sobrina? Un forense que ve el caso desde afuera, le dijo a DiarioVeloz que un hábil interrogatorio judicial podría aportar luz a los muchos claroscuros de la causa.

La impresión que tiene el psiquiatra consultado (es sólo una impresión, pero de alguien que tiene experiencia en estas lides), es que Melisa podría tener una relación tanto filial como patológica con su tío Jorge Mangeri.

¿Ella odiaba a Ángeles porque el tío Jorge la miraba con ojos casi pedófilos a la adolescente de la planta baja? Si existía ese vínculo misterioso, ¿Jorge Mangeri le pudo haber contado algo más de aquella trágica mañana?

Aunque la hipótesis suene dura para oídos sensibles, la premisa de un investigador es que son todos sospechosos hasta que no se demuestre lo contrario.

El clan Mangeri-Saettone tiene varias zonas de nubarrones en dónde indagar para aproximarse a la resolución del caso. Aún no se sabe quién lo ayudó a desprenderse del cuerpo de la adolescente, tantas cámaras de seguridad inútiles no ayudan a clarificar el caso y la tardanza del juzgado ya provoca náuseas.

Y Melisa Saettone quizás sepa algo más que en un interrogatorio de esos "tramposos" que saben hacer los fiscales para que pisen el palito los que saben y no cuentan nada como para que pueda llegar a ser de utilidad.

Nos quedó zumbando en los oídos eso que nos dijo el forense sobre las relaciones patológicas que se suelen dar en muchos núcleos familiares. Y también lo del vecino de Ravignani sobre el temor que le tienen a Melisa y familia.