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"Me encanta que mi hija cumpla 15: me siento liberada"

Lejos de desesperarse, Cathy Fulop está feliz de que sus hijas sean grandes. No se cansa de dar consejos, y Oriana se queja: "Me repite las cosas mil veces". El 19 de abril, la mayor de las Sabatini festejó sus 15 años. Y en la intimidad de su casa en Pacheco, madre e hija Ori hablaron de todo: la fiesta de quince, los novios, el sexo y las drogas, la ropa y los secretos que comparten.

En un primer momento no quería hacer fiesta, pero mamá me propuso la idea y después me dieron ganas", explica Oriana Sabatini, a punto de cumplir sus 15 años –el 19 de abril–, desde el living de la casa familiar en el Pacheco Golf Club. Será una gran fiesta, prevista para el mes de agosto. Y antes de poder indagar más del tema, Cathy Fulop interviene y toma la posta de la charla. Más tarde Ori dirá: "Yo soy más vergonzosa; mamá, en cambio, cero... y se la pasa hablando". Así es la madraza Fulop: charleta –se excusa diciendo que no tiene poder de síntesis– y, según se define, muy sobreprotectora. "Los quince es una fiesta de la familia. Cuando te casas –que no sé si se va a casar–, hay otra familia que incluir. Ahora, en cambio, organizamos y festejamos sólo nosotros"... Y, claro, las 200 personas que planean invitar. ¿Cómo será la gran noche? "¡Es sorpresa! No podemos contar mucho, pero vamos a hacer un video clip, con ella y los amigos. Titi (Tiziana, 11) también va a tener una participación muy especial en la fiesta de su hermana. Y después hay mil cosas para hacer: desde el grupo que va a tocar, la decoración, las luces, la pista... ¡Queremos que tenga de todo!", dice Cathy.

–¿Cómo va a ser el vestido?
Oriana: Todavía no sé. Yo quería hacer una entrada más canchera, pero mamá quiere algo más emotivo y que entre de largo. Así que vamos a hacer dos entradas, con dos vestidos distintos. La primera para darle el gusto a mamá, y la segunda como yo quiero.
Cathy: Es que tiene que haber una entrada "¡guauuuu!". Yo le digo que tiene que ser como una aparición. Después va a tener una segunda, más descontracturada, con un traje cortito, con las amigas. Y tenemos varios diseñadores que nos gustan. Para ella me encanta la onda de Benito Fernández, pero también podría ser Marisa Campanella, Fabián Zitta, Mariano Toledo, María Pryor, Verónica de la Canal... ¡Ayyy, qué difícil elegir! Todos tienen algo que puede ser de su estilo, aunque ella es tranqui, medio romántica...
(Oriana le hace caras)
Cathy: Si te gusta la onda romántica... ¿Por qué me pones esa carita, Ori?
Oriana: No, nada que ver.
Cathy: Bueno, no romántica, pero sí tierna.

–¿Te emociona tanto porque vos no tuviste fiesta de 15?
Cathy: Yo elegí irme de viaje. Mi papá me llevó a Disney, que no conocía. Ninguna de mis amigas había hecho fiesta: no estábamos entusiasmadas con eso. Igual, es una etapa muy emocionante. Amo tener hijas grandes y yo estar más grande. De hecho, me encanta que cumpla 15, me siento más liberada. Me gustaría que la sociedad aceptara más a las personas grandes, porque siento que empezamos a ser excluidas de algunas cosas porque no somos flacas, o no tenemos la piel firme.

–¡Justamente vos no podés decir eso!
Cathy: Yo sé que soy una privilegiada y lo agradezco, pero lo veo igual. Para la sociedad, las personas maduras pierden el atractivo, y eso hace que muchas mujeres –en lugar de aceptar sus años– se llenan de botox y colágeno. Para mí es bello tener hijas grandes, que están empezando con su vida, y ¡yo puedo hacer lo que quiera! Aunque el fin de semana que las dos estuvieron afuera, estaba preocupada y le decía a Ova: "Tenemos que arreglar el playroom, porque a lo mejor no se quedan, porque no les gusta".

–¿Y novio...?
(Silencio de radio largo, muy largo)
Oriana: No, no tengo.
Cathy: Pero... ¡dudaste! Jajajaja.
Oriana: ¡No, mamá! Ya te dije que no tengo.

–¿Presentaste alguna vez un chico en tu casa?
Oriana: Conocieron a dos con los que salí.
Cathy: ¡Diviiiiinos!

–¿Ova aprobó?
Oriana: Papá conoció a uno nada más. Pero no es celoso. Siempre tira comentarios, pero en chiste. Mamá es la que siempre mete la pata.
Cathy: ¡Pero si ni nos dejas hablar con los chicos! Tenemos que quedarnos lejos.
Oriana: Sí, pero con razón... ¿Sabés lo que me hace? Un día estábamos en el auto y adelante del chico... ¡se puso a hablar de mis granos!
Cathy: (Matándose de risa) Bueno, ¿tú has visto los Oscar? La mamá de Anne Hathaway se levantó y le dijo: "Párate derecha y mete panza". Si lo hace esa mamá, también lo puedo hacer yo.
Oriana: Pero no habló de sus granos...
Cathy: Yo le digo en chiste. Al último saliente, como era más grande y tenía 18, le pregunté qué pretendía con la nena.
(Oriana mira con cara de súplica)
Cathy: Igual yo en quien confío es en ella, que sabe que si necesita ayuda la puede pedir. Somos unos padres que tenemos buen diálogo, y si puedo darle un consejo se lo voy a dar. Igual se va a equivocar, pero de los errores se aprende. Tampoco el diálogo implica que no se va a quedar embarazada o no se va a emborrachar. Pero al menos le damos las herramientas.

–¿Cómo encarás esos temas?
Cathy: La tele y el diario nos sirven de disparador. Hablamos de sexo, drogas, alcohol, gays, travestis, trata de blancas, y lo que se te ocurra. También les pregunto cómo es cuando salen, si toman o fuman. Ella me cuenta y yo le creo. Ova tiene una manera muy bella de expresarse, va al grano y sintetiza. Yo repito y repito: "Ten cuidado con esto y aquello". Igual, creo que a todas las hijas les molesta un poco su mamá.

–¿Y a vos qué te molesta de tu mamá?
Oriana: Sé que todo lo hace por mi bien, pero a veces me dice muchas veces lo mismo, ¡y yo ya entendí! Pero en las vacaciones llegamos a la conclusión de que los venezolanos son así.
Cathy: Jajaja... Tiene razón, soy un poquito repetitiva. Y mi mamá era igual. Pero cuando una está madura es como si nos quitaran una venda. No es que lo sepa todo, pero querés transmitirles tu aprendizaje. A lo mejor me pongo pesada... con que se quite el maquillaje, con la cremita, con el uniforme.
Oriana: Y en el auto no querés que escuche música...
Cathy: ¡Es que si no, viajamos sin hablar!
Oriana: ¡Pero si te la pasás hablando por teléfono!
Cathy: Y claro, yo hablo porque tú te pones los audífonos (risas).

MAMA, QUIERO SER CANTANTE. "Ova nunca quiso que trabajara, pero ella viene insistiendo hace rato. Y como este año cumple 15, decidimos que la vamos a ayudar a encontrar su camino, aunque priorizamos el estudio. Hoy faltó por la nota y unas fotos que tuvo que hacer con Gaby Herbstein, pero la idea es que no falte", explica Fulop, y no deja de decir: "Me da orgullo verla luchar por su sueño". Aunque lo del modelaje es sólo un comienzo. "No quiero ser modelo cuando sea grande. Ahora me divierte y lo tomo como un aprendizaje, pero lo que realmente me gusta es cantar y bailar. Y este año, además de mis clases de música y canto, empiezo Actuación con Julio Chávez. Me encantaría trabajar en una tira musical como Glee o llegar a ser como Miley Cyrus", se entusiasma Ori. Y ahí, en su ídola, está el nombre de su segundo regalo de 15, además de la fiesta. "Vamos a ir a verla en primera fila, con mamá –que no me deja ir sola– y con una amiga. Ibamos a ir con Titi, pero me cedió la entrada para que vaya con una amiga".

–¿Aceptás los consejos de tu mamá para trabajar?
Oriana: Sí, pero como siempre hace, los repite mil veces, y yo acabo de empezar... ¡Claro que voy a estar tímida al principio!

–¿Pesa ser la hija de...? ¿Cómo es tenerla a Cathy de mamá?
Oriana: La verdad no sé cómo funciona, porque acabo de empezar. Pero no me gustaría que me traten como la hija de, sino como Oriana. Y mamá es como cualquier mamá, sólo que cuando éramos más chiquitas siempre le pedían autógrafos en todos lados.

–¿En el colegio te dicen que es una diosa?
Oriana: Antes me lo decían... y me molestaba mucho. Pero ahora al que se atreva ¡¡lo mato!!

–Item vestuario: ¿comparten ropa?
Oriana: Sí, yo le presto mis cosas...
Cathy: (Interrumpe) ¡No, mi amorrrrrrr...! Vamos a aclarar este temita. Porque resulta que cuando empezó a crecer invadió mi placard, ella y las amigas. Y ahora que está todo por las nubes y con precios carísimos, prefiero comprarle, así no me dice que no tiene nada. Porque si no, viene a llorar que no tiene qué ponerse.
(Oriana niega con la cabeza, como si su madre exagerara).
Cathy: Y si salimos y ve algo que le gusta pero es muy caro, me pide en secreto que le diga a Ova que me gusta a mí, así me lo compra... y va a parar al ropero de ella. Lo que pasa es que Ova no la deja gastar mucho en ropa cara de marca. Así que después tengo que ir a pedirle prestado yo.

–Por lo visto, también comparten el gusto por los tatuajes (Cathy tiene seis y Oriana en diciembre se hizo el primero, en el brazo). ¿Te dejaron sin insistir demasiado?
Oriana: Sorprendentemente, fue más fácil con papá que con mamá.
Cathy: Es que yo sé lo que es para trabajar. Hace poco hice un comercial donde tenía que tomar una bebida, y me tuvieron que maquillar el tatuaje de la mano. Entonces quería que entendiera que es un poco limitante. Igual se lo hizo chiquito, y la acompañamos, para estar tranquilos.

–Vos te hiciste las lolas. ¿La dejarías operarse?
Cathy: ¡Bajo ningún concepto! Me parece terrible los padres que las regalan para los quince. Si se las quiere hacer, tendrá que ser a la mayoría de edad. Pero me parece que no tiene necesidad: su cuerpo es hermoso. Además, las cirugías son muy agresivas, y por experiencia lo digo, no solucionan el problema de fondo. Yo me las hice a los 30 porque vivía con rellenos, y con tanta cola me sentía desproporcionada. Pero hoy hasta pensé en sacármelas, porque no es algo natural, y no volvería a tocar nada de mi cuerpo.
Oriana: Igual, quedate tranquila que ni loca me las hago.

–¿Qué sentís cuando van por la calle y te das cuenta que los hombres la miran?
Cathy: Me siento orgullosa. Aunque depende de cómo, porque si la miran de más ¡¡los quiero matar!! Es una nena, sigue siendo mi nena...