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Marchar sin parar

El viernes 2 de septiembre se llevó a cabo la "Marcha Federal", más allá de presencias y ausencias, el mensaje trascendió los discursos y se hizo sentir algo más.

Por Valeria Carreras

@dravaleria

Convocados por centrales obreras con el apoyo de algunos sindicatos, la Marcha Federal prometía tener un cariz totalmente gremial. Sin embargo la marcha pareció sobrepasar al aparato sindical y marchó LA GENTE.

No caeré en la trampa de contar cuanta gente fue, porque esas cifras responden al interés de quien las informa. Sin embargo apelaré a las imágenes y ustedes coincidirán conmigo, que la cantidad de asistentes IMPACTABA.

Tampoco caeré en posturas extremas que creen que toda esa gente fue "llevada en micros o pagada" como tampoco que la totalidad de los presentes fueron con la SUBE.

Una vez que logro salir de esos tironeos de lugares comunes de cada movilización, puedo ver lo que no se dijo, lo que no se lee en pancartas, lo que no encontré en discursos pero que sin embargo esa marcha me dijo, o me hizo ver.

  • Fue una marcha que no tuvo vallas.
  • Fue una marcha que no tuvo columnas peleando por un lugar de privilegio.
  • Fue una marcha que no generó peleas internas ni tumultos ni insultos.
  • Fue una marcha que NO PARO ACTIVIDADES.
  • Fue una marcha cargada de mucha tristeza porque así se siente la falta de trabajo y porque en ese punto es donde creo debemos hacer hincapié seamos del color político que seamos.

En esta marcha vi cruzar el puente Avellaneda por un solo carril, caminando a una cantidad enorme de gente sin cánticos, sin bombas de humo, solo el ritmo de sus piernas cansadas que los llevaban a decir QUEREMOS TRABAJAR TODOS, QUEREMOS LA DIGNIDAD QUE DA EL TRABAJO.

Por la magnitud de personas que se juntaron el viernes en la Plaza, muchos canales de televisión transmitieron en vivo, otros no.

En mi caso, la televisión estaba sin sonido y pude así ver las miradas, las caras, el lenguaje corporal de una parte de la población. Fue en ese momento que advertí esa tristeza en la marcha, y como imágenes superpuestas vi otras caras, otros tiempos de nosotros los argentinos.

A pesar del vidrio ese llamado pantalla, sentí el clamor común y mudo, TRABAJO TRABAJO TRABAJO, porque con trabajo el resto vendrá solo, porque con trabajo se empiezan a mover los engranajes de la macroeconomía, y aunque pongan nombres herméticos como emisión monetaria, índice mayorista, balanza comercial, déficit fiscal, etc.

El trabajo posibilita no solo la DIGNIDAD de quien obtiene su sustento para sí y su familia, sino que genera el motorcito del consumo interno.

Ejemplo, una fabrica con empleados, compra materia prima, contrata empresa de seguridad, necesita un contador, consume papel para lo administrativo, utiliza energía para producir, los obreros pagan su colectivo o tren hasta el lugar de trabajo, en la puerta espera el vendedor con su carro ambulante de café, los días pasan y llega fin de mes, se liquidan sueldos, interviene un banco y empleados del banco.

El trabajador paga su alquiler, compra alimentos, y algún artículo escolar para sus hijos y de a poco esa RUEDA INVISIBLE SE MUEVE Y AVANZA.

Sé que se llama economía de mercado, sé de variables y de índices, pero también sé de mate cocido y dolor de panza, se de manos fuertes pero vacías, se de colas para regalar la esperanza por un plato de comida de un merendero social.

Como abogada sé que el trabajo es un derecho protegido y garantizado por la Constitución Nacional pero que de nada sirve si las políticas de Estado apuntan hacia otro lado.

Nos queda a todos nosotros TRASCENDER banderías políticas y ENTENDER que SIN TRABAJO para todos estaremos firmando la sentencia más triste para la República Argentina.

Ojalá los que gobiernan VEAN MAS ALLÁ DE SU CÓMODA REALIDAD Y SU PRESENTE.