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Los polémicos milagros de una pastora brasileña (Parte I)

Se presenta como un instrumento de Jesús para curar enfermos, convertir el agua en vino y multiplicar los alimentos.

En una nota anterior sobre "Las 'cirugías milagrosas' de los pastores evangélicos" no he incluido a la Pra. Elizabete Batista da Silva porque me pareció oportuno que, dada la variedad de "milagros" que produce, tuviese un espacio destacado y al margen de los otros pastores fraudulentos que son legión pero con un repertorio limitado.

La pastora Elizabete junto a su esposo, el pastor Altair Pereira da Silva, administran la Iglesia Evangélica Misionaria Gracia de Cristo, con sede central en Brasilia y sucursales afiliadas por otras zonas de Brasil. Según ellos anuncian es el lugar indicado "donde el poder de Dios no tiene límites".


Lo interesante es que entre los propósitos de su ministerio se encuentra el siguiente: "También alertar sobre los falsos profetas, predicadores y misioneros que engañan a muchos con falsas profecías y lenguas extrañas, utilizando estos artificios para exaltarse a sí mismos amedrentando a sus fieles con una consagración falsa y mentirosa". Destaco este párrafo porque, de acuerdo a lo que iremos viendo, resulta más que paradójica dicha advertencia.


Pasando por la sección videos me encontré con algunos "milagros" que son obra de Jesús pero siempre "usando a la Pastora Elizabete"; y mucha actividad de Jesús retirando tumores y cáncer. Más variada es el número de filmaciones que se encuentra en el canal de YouTube donde las vistas de los milagros subidos superan ampliamente a los testimonios o actividades de la iglesia. La gran cantidad de visitas a estos videos indica que el mayor atractivo de esta mujer son sus supuestos milagros y evidentemente, al igual que Sai Baba en su momento, son sus tarjetas de presentación.

Milagros S.A.

La primera decepción la tuve con un video titulado: "Milagro: Jesús, usando a la Pastora Elizabete, hace aparecer un pez que alimenta a cientos de personas". La descripción vuelve a sugerir, esta vez en base al evangelio según Juan 14:12, que la pastora repetiría la bíblica multiplicación de alimentos (Marcos 6, 30-44) amparada en ese pasaje: "De cierto, de cierto os digo: El que en mí cree, las obras que yo hago, él las hará también; y aun mayores hará, porque yo voy al Padre". Pero no, lo único que se ve es una imagen congelada de Elizabete, luciendo de blanco y sosteniendo un gran pez con su mano izquierda.


Hay que reconocer que Elizabete es muy audaz al pretender que Jesús la utiliza a ella para operar milagros que, en realidad, son engaños tan burdos que hasta el propio Cristo se avergonzaría de ellos. Pero bueno, la pastora tiene sus seguidores y como se suele decir: "en la viña del Señor..."

Haré una simple clasificación de estos engaños para que se entienda hasta donde llega la audacia de esta mujer. La división la establezco en función del lugar donde se pueden adquirir los elementos que utiliza: 1) Milagros de carnicería, 2) Milagros de mercería, 3) Milagros de kiosco, 4) Milagros de droguería.

Los tres primeros siempre los realiza asociados a cuestiones de salud y esto es lo más grave de la situación. El cuarto es apenas un poco más elaborado y tan sólo puede tomarse como algo lúdico o de simple efecto visual que intenta equipararse a un relato bíblico.


Milagros de carnicería

Entre estos se destacan los "transplantes de corazón" que realiza ante cientos de personas y sin inmutarse. Son "intervenciones quirúrgicas" sin anestesia ni asepsia alguna que si el Dr. René Favaloro se levantara de la tumba y las viera, volvería a morirse.

Para este tipo de "operaciones" Elizabete no utiliza bisturí o elemento cortante alguno, tampoco hay sangre ni cicatriz. En todos los videos nunca se ven los preparativos y sólo se puede apreciar a la pastora extrayendo un gran corazón debajo de las ropas de sus pacientes. Se supone que el milagro consiste en reemplazarle el corazón a una persona con problemas cardíacos. Le implanta un corazón sano y le extrae el dañado. El órgano sano nunca se ve pero el enfermizo sale a la luz gracias al poder milagroso de Elizabete.

No hay que ser muy sagaz para darse cuenta que Elizabete ya tenía un corazón de animal (bovino, porcino, ovino o equino) debajo de la ropa del paciente. Lo único que tiene que hacer es ir a comprarlo a la carnicería, luego ocultarlo y extraerlo entre las vestimentas con gran dramatismo. No cabe duda que como milagro es una verdadera animalada.


Milagros de mercería

En estos casos los milagrillos de Elizabete adoptan pequeñas dimensiones. La pastora simula la mágica aparición de alguna aguja, un alfiler de gancho o un pedacito de pluma sobre el cuerpo de una persona. Presume que extrayendo estos objetos elimina un trabajo de brujería o travesura de Satanás a la víctima. Puesto que son pequeños objetos, no tiene dificultad para ocultarlos entre los dedos e incluso, si la zona se lo permite, dejarlos depositados para luego hacerlos aparecer. Es lo que se puede apreciar en un video en la que Elizabete aprovecha la obesidad de una mujer para extraerle un alfiler de gancho entre los pliegues que forma su prominente abdomen.


Imágenes reveladoras

Por lo general los videos siempre muestran a Elizabete ya con "el hecho consumado", o sea que el objeto ya fue colocado en la zona y sólo le resta su aparición. Pero existe uno que delata claramente una de las técnicas que utiliza para colocar un alfiler de gancho entre los cabellos de una muchacha.

La pastora comienza cantando mientras sostiene un micrófono con la mano derecha. En su mano izquierda, entre en el pliegue que forman la unión del pulgar e índice, tiene oculto un pequeño alfiler de gancho.


Hay que seguir atentamente su mano izquierda y se verá que mantiene siempre presionado el pulgar hasta que coloca la mano sobre la cabeza de la muchacha. Cuando entrega el micrófono a un colaborador, aprovecha para sujetar el alfiler con la mano derecha y se ve como lo va acomodando entre los cabellos de la chica. Es más, cuando termina de acomodarlo hace un gesto a alguien como indicándole que ya lo colocó en el lugar conveniente, esto ocurre a los 52 segundos del video.


Ya está todo listo y lo único que resta es orar con dramatismo y tomar el alfiler que asoma "con todos los cuidados de higiene que merece el caso". ¡ALELUYA!

La costurerita que dio el mal paso

Recuerdo el relato de un ilusionista amigo que, hace muchísimos años, me contó una anécdota muy graciosa relacionada con un niño que vivía al lado de su casa. En una ocasión le preguntó al chiquilín de qué trabaja su padre y le respondió "de paralítico". Conmovido por la respuesta pensó que se refería a que el padre era paralítico y mendigaba sobre una silla de ruedas. Pero no, gozaba de buena salud y se ganaba la vida sirviendo a un pastor milagrero como falso paralítico.

Cuando accedí al video que veremos, la asociación fue inmediata. No se trata de un caso de parálisis sino de una joven grupí que se presta para que Elizabete le extraiga una aguja de la parte superior derecha de la espalda. ¿Por qué hablo de confabulación?

Muy simple, para presentar este prodigio Elizabete necesita de la complicidad de la muchacha porque se ve claramente cuando le descubre la ropa, que la chica ya tenía "clavada" la aguja sobre la piel. Se entiende por "clavada" que, en forma indolora, apenas se la traspasó por una capita superior de la epidermis (capa córnea) para que se mantenga sujeta. Sin duda que para realizar ese preparativo tuvo que contar con la anuencia de la joven-compinche y luego exhibirlo como otro milagro.

En la segunda parte analizaré el supermercado de milagros restantes, que tampoco tienen desperdicio por el poder de imaginación que tiene esta mujer para el fraude.