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La mitad de los chicos no hace ejercicio físico

* Por Laura Rocha. No están ni una hora por semana al aire libre; ven 18 horas de TV.

Nota extraída del diario "La Nación"

Una chocolatada con galletitas para empezar el día, algún tipo de carne con papas fritas y un postre que no siempre es una fruta. Muchos snacks, mucha PlayStation o televisión y golosinas varias como premio al buen comportamiento. Y para refrescarse, más gaseosas que jugos naturales. De ejercicio físico, ni hablar. Esta es la dinámica diaria de la mayoría de los chicos y adolescentes porteños. Los números que reflejan esta tendencia son reveladores.

Uno de cada cuatro chicos de entre 5 y 12 años padece sobrepeso u obesidad, y más de la mitad ni siquiera pasa una hora por semana al aire libre con sus amigos. Tampoco destina ni una hora, entre lunes y viernes, a actividades físicas extraescolares y, en cambio pasan frente al televisor 18 horas semanales. Estas son algunas de las cifras de la primera encuesta nutricional que realizó la Dirección General de Estadística y Censos del gobierno porteño, que contó con el acompañamiento técnico del Centro de Estudios en Nutrición Infantil (Cesni) y Unicef.

"Es como leer un libro desde el final. Dada esta situación, sabemos que los chicos pueden terminar como adultos obesos, con problemas cardiovasculares. Y eso hay que revertirlo", dijo Mónica Yedvad, directora de la carrera de Nutrición de la Universidad Abierta Interamericana (UAI).

"La proyección sigue creciendo, lamentablemente. La salud y el cuerpo dependen de lo que cada uno trae con su genética y el medio ambiente; en este último caso, influyen si se tiene una vida activa o no y la forma en que uno se alimenta. Si dos de las condiciones no funcionan es muy probable que algo vaya mal", agregó la especialista.

 Los expertos recomiendan

Según los resultados del relevamiento que se realizó en domicilios y en todos los grupos etarios, la mayoría de los chicos no hacen actividad física fuera de la escuela y ambos padres trabajan. Como una de las conclusiones centrales, los expertos recomiendan que los niños practiquen deporte o realicen alguna actividad física, por ejemplo fútbol dos veces por semana y bicicleta los sábados y domingos.

Los resultados en el grupo de los adolescentes no fueron mejores: aun a pesar de su corta edad, el 37,5% ya manifestó haber intentado bajar de peso alguna vez. Las estrategias más mencionadas son el aumento de la actividad física, la realización de dietas por cuenta propia u otra prescripta por un médico o nutricionista y el reemplazo de alimentos comunes por otros de bajas calorías. Asimismo, el 23,2% de los adolescentes considera que su peso es excesivo y la mitad cree que es adecuado o normal.

Uno de los desórdenes más extendidos entre los adolescentes se produce a la mañana: uno de cada cuatro no desayuna regularmente durante los días de semana, según la encuesta.

Los horarios entre comidas también son un problema: el 81% de los adolescentes consultados "pica" entre comidas. Los alimentos más consumidos en esos horarios son galletitas y amasados de pastelería dulces, galletitas saladas y pan, frutas, golosinas, yogures y cereales.

"En realidad estamos ante una generación con sobrepeso u obesidad. No estamos iniciando la obesidad con los chicos, muchas madres ya empiezan con sobrepeso el embarazo. Los primeros cuatro años son clave para marcar los hábitos y las costumbres de un chico, tanto del exceso como del déficit. Muchos padres, por ejemplo, premian con golosinas y dejan a sus niños demasiadas horas frente a la televisión", indicó Florencia Flax Marcó, nutricionista y coordinadora de la encuesta.

Héctor Gatto, al frente de la Dirección de Vida Saludable, indicó: "Muchas veces lo que pasa es que, aunque en los comedores se sirve una dieta correcta, el complemento que se da en la casa falla. Muchas veces por falta de tiempo o porque los padres trabajan y llegan tarde, se registra un alto consumo de comida procesada, con muchas calorías".

La vicejefa de gobierno, María Eugenia Vidal, bajo cuya órbita se desarrollan los programas oficiales que buscan revertir el fenómeno, apuntó que "los porteños comemos mal y no hacemos suficiente actividad física. Estamos trabajando en el desarrollo de planes de prevención de enfermedades crónicas promoviendo hábitos más saludables".

Para Yedvad, el papel del adulto es crucial para cambiar esta tendencia preocupante, sobre todo en las grandes ciudades como Buenos Aires. "Los clubes barriales casi han desaparecido y su proximidad es fundamental para que los jóvenes hagan ejercicio y actividad física. Por eso el movimiento queda limitado a un tiempo escolar muy reducido, de apenas una o dos veces por semana", agregó.

A esto se suma, según la experta, un fenómeno social que pone en manos de los chicos el proceso de elección de la comida. "El menor se condiciona por el medio y la socialización, entonces elige el alimento que consume, pero no con un criterio de adulto, que es el que deberíamos preservar."

La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda al menos 150 minutos de actividad física semanal. Eso es lo que se necesita, según el ese organismo, para cambiar el pulso cardíaco. En la ciudad, incluso entre los adultos, una de cada dos personas no alcanza a esta recomendación ni consume la cantidad de frutas y verduras necesaria, calculada en cinco porciones diarias.
Estaciones saludables


Para combatir el sedentarismo, el gobierno porteño instaló 15 estaciones saludables en lugares públicos (como Palermo), por los que ya pasaron 20.000 personas. Allí, los vecinos pueden revisar su talla, peso, nivel de glucosa y presión arterial y recibir consejería nutricional.