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La increíble revelación de un ex guardaespaldas sobre cómo era la lujosa vida de Fidel Castro

El ex empleado de seguridad del líder de la revolución cubana confesó en un libro cómo disfrutaba su jefe de la vida entre islas privadas, yates y mansiones.

Juan Reinaldo Sánchez, ex guardaspaldas del ex presidente cubano ícono del Siglo XX, Fidel Castro, reveló en un libro publicado en 2014 la reservada forma de vida de su ex jefe, quien murió el viernes por la noche a los 90 años.

"A pesar de lo que siempre dijo, Fidel nunca renunció a las comodidades capitalistas, ni eligió vivir con austeridad. Todo lo contrario, su modo de vida es el de un capitalista sin ningún tipo de límites", aseguró Sánchez sobre "El Comandante" en el libro (La vida oculta de Fidel Castro.

En la obra, coescrita por Sánchez y el periodista francés Axel Gyldén, se sostiene el argumento de que el "paraíso socialista" está gobernado desde hace 55 años por hombres que viven con lujos inimaginables para muchos líderes de países capitalistas.

Pese a estas revelaciones, Castro consideraba a Sánchez como uno de sus hombres de máxima confianza. Es que, durante casi dos décadas fue parte de su grupo de custodios. Pero un día se ganó la antipatía del jefe cuando pidió el pase a retiro.

Según relató el ex empleado, lo consideraron traidor, lo torturaron y lo enviaron a prisión, donde vivió en una celda infestada de cucarachas. En 2008 logró salir y emigró hacia los Estados Unidos. Murió en mayo de 2015, a los 66 años, un año después de publicar sus memorias.

Además de estas impensadas confesiones, no se ahorró en detalles sobre la lujosa manera de vivir de Castro. Por ejemplo, en un pasaje del texto contó que el líder de la Revolución Cubana de 1959 tenía una isla privada para él solo: Cayo Piedra.

Además, aseguró que para trasladarse hacia y desde el resto de Cuba, Castro utilizaba un lujoso yate, el Aquarama II, construido con madera importada de Angola y cuatro motores obsequiados por Leonid Brezhnev, uno de los últimos presidentes de la Unión Soviética. Por tierra, solía trasladarse en un Mercedes Benz.

Pero, según el autor, las propiedades de Castro no eran sólo aquellas. Según afirma,en La Habana tenía su propia mansión, que incluía un bungalow con puerto, un centro médico, cancha de baloncesto y hasta una pista para jugar a los bolos en la azotea.

En sus palabras, en las últimas décadas que pasó al frente del Gobierno solía despertarse tarde y empezar a trabajar después del mediodía. Cuando era visitado por alguno de sus amigos, como el fallecido Gabriel García Márquez, pasaba gran parte del día pescando con arpón en su isla privada.

"Era como un dios. Yo me tragaba todas sus palabras, creía todo lo que decía, lo seguía a todas partes y habría muerto por él", admitió Sánchez.

Para el hombre, Castro sentía que "Cuba le pertenecía". "Era su amo a la manera de un terrateniente del siglo XIX. Para él, la riqueza era una un instrumento de poder, de supervivencia política y de protección personal", dice en el libro.

"Por momentos, Fidel tenía la mentalidad de una pirata del Caribe".