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La increíble historia de los ocho catadores ciegos que determinan cuándo vencen los alimentos

El Laboratorio de Evaluación Sensorial y Vida Útil del INTI es una herramienta de la que se valen las empresas alimenticias para determinar que fecha que va a ir en el envase.  

Carlos Bianchi tiene 43 años, cinco hijos y una mujer que es apasionada por el fútbol. Es ciego desde los 7 años, cuando en el colegio se cayó de una montaña de cascotes mientras jugaba con sus compañeros. Es la última imagen que tiene. Después, el plano fundió a negro y desde ese día no volvieron los colores. Pero no ver le abrió paso a otras dimensiones. Hoy, Carlos puede contar como nadie la historia que pocos conocen detrás de las fechas de vencimiento que figuran en los envases de los alimentos que se consumen en todo el país: lidera un panel sensorial de ocho catadores, ciegos como él, que es el filtro que determina la vida útil de la comida que consumimos a diario.

El Laboratorio de Evaluación Sensorial y Vida Útil del Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI) es una herramienta de la que se valen las empresas alimenticias para determinar esa fecha que va a ir estampada con letras de puntos en el envase. Y es allí donde la opinión de Carlos, junto a la de los otros siete integrantes del panel, será clave.

"El fin de la vida útil de un producto tiene que ver en un 90% con lo sensorial, no con su toxicidad o contaminación. La fecha se establece a partir del momento en que el productor cree que ese producto perdió sus características originales, es decir su aceptabilidad", explica Fernando Pino, su director.

El laboratorio es todo blanco y se parece a un comando espacial. Los ocho panelistas, Paola Gutiérrez, Natalia Malvicini, Marcelo Moure, Marcelo Vásquez, Romina Páez, Vanesa Alvarez y Ayelen Giammarco, además de Carlos, ingresan en fila. Cada uno se sienta en su cubículo y levanta la tapa cuando se le reparte la muestra de la cata. Hoy les toca probar leches. Tal vez mañana, les toque salsa de tomate, o helados. En un contexto de crisis, hay muchos productos que están cambiando algunos de sus ingredientes por insumos más económicos; ellos deben chequear que no se modifique su aceptabilidad.

Un día, por ejemplo, está dedicado a probar si el agua envasada tiene o no sabor a plástico o incluso a determinar si el interior de un automóvil nuevo huele bien o es horrible. En definitiva, su misión es decir si es aceptable para los consumidores.

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