La era de las publicidades 100% IA: “Las agencias que no se adapten quedarán en desventaja”
Elisandro Santos, especialista en inteligencia artificial, consultor internacional y speaker, acaba de producir un comercial íntegramente generado por IA, sin intervención humana en ninguna etapa. En esta entrevista analiza cómo estas tecnologías reconfiguran la creatividad, la industria audiovisual y el acceso a la innovación.
El cruce entre creatividad y tecnología vive un punto de inflexión. La irrupción de modelos de inteligencia artificial generativa, capaces de producir imágenes, videos, música y guiones en minutos, está desafiando el statu quo de la industria publicitaria. Si hasta hace unos años la automatización se asociaba a tareas repetitivas y técnicas, hoy el debate se centra en un terreno históricamente considerado exclusivo del ser humano: la creatividad.
En este contexto, el especialista en inteligencia artificial Elisandro Santos decidió ir más allá de los slogans y producir un comercial 100% generado por IA. No se trató de un ejercicio cosmético ni de un híbrido con retoques humanos: desde la idea y el guion hasta las voces, la música y la edición final, cada decisión creativa y técnica fue ejecutada por algoritmos. El resultado, además de una pieza publicitaria para promocionar un curso de IA, es una prueba de concepto que abre interrogantes profundos sobre el futuro del sector.
La apuesta no es menor. Mientras muchas agencias y marcas experimentan con la IA como un complemento, Santos eligió el camino extremo para poner en evidencia un escenario posible: producciones completas, autónomas y a costos radicalmente más bajos. Su iniciativa se inscribe en una tendencia global que busca repensar modelos de negocio, márgenes de rentabilidad y, sobre todo, el rol del talento humano en un ecosistema donde la creatividad puede ser también artificial.
En diálogo con este medio, Santos desgrana los aprendizajes del proyecto, las herramientas que utilizó y los dilemas que enfrenta una industria en transformación. Su visión no es apocalíptica, sino estratégica: quienes sepan integrar la IA como un aliado creativo, asegura, tendrán ventajas competitivas decisivas en los próximos años.

–¿De dónde surgió la idea de realizar un comercial íntegramente con inteligencia artificial?
La propuesta nació de mi experiencia en marketing y mi especialización en IA. En la ONG “Programo mi Futuro” buscábamos una campaña para invitar a los alumnos a inscribirse en nuestros cursos, y quise que la pieza mostrara exactamente lo que podían aprender: usar IA para producir contenido de nivel profesional. Muchas empresas dicen haber hecho “el primer comercial con IA”, pero siempre hubo intervención humana. Yo quería ir más allá y demostrar que es posible un pipeline 100% automatizado, sin ninguna decisión creativa tomada por personas.
–Uno de los puntos más sensibles es la creatividad. ¿Cómo lograste que incluso el guion, las voces y la música fueran 100% IA?
El reto fue enorme. Diseñé un ecosistema cerrado donde varias IAs funcionaban como directores creativos: ChatGPT, Gemini, DeepSeek y Qwen. Cada una propuso ideas, y luego Gemini 2.5 actuó como jurado, eligiendo la más efectiva. A partir de ese guion, la IA definió planos, personajes, movimientos y narrativa visual. Veo 3 de Google generó las escenas, mientras que las voces y la música también se produjeron con IA, con parámetros emocionales definidos en los prompts. Incluso el diseño final del cierre lo resolvió un agente de ChatGPT conectado a Canva. Mi rol fue ensamblador, no creativo.
–¿Qué herramientas fueron decisivas en el proceso?
El orquestador fue n8n, que permitió conectar a todas las IAs como si fueran un equipo creativo real. Cada modelo proponía ideas y el jurado IA seleccionaba la final. Veo 3 resultó clave para mantener coherencia entre escenas y personajes, mientras que Gemini Ultra permitió iterar rápidamente en video. Para la música, usé Suno, Udio y Filmora, y la selección también estuvo en manos de la IA. Lo decisivo fue la combinación: múltiples inteligencias generando y un sistema autónomo evaluando.
–En este esquema, ¿qué lugar queda para el director humano?
El rol no desaparece, evoluciona. El creador ahora debe aprender a dirigir inteligencias artificiales con la misma precisión con la que antes dirigía cámaras o actores. Puede definir qué procesos automatizar, qué estilos marcar y en qué momento intervenir. La IA no reemplaza la mirada humana, pero amplía las posibilidades, acelera tiempos, reduce costos y habilita ideas que antes eran inviables por presupuesto o logística.

–Mencionás que esta tecnología puede ser una palanca de inclusión. ¿Cómo lo ves?
Hoy cualquier joven con una computadora puede producir contenido de nivel profesional.
Antes, para lanzar un proyecto había que contratar diseñadores, editores o programadores. La IA permite iniciar con pocos recursos, crecer más rápido y competir con grandes estudios. Esto no elimina trabajo humano, sino que genera nuevos negocios y, eventualmente, empleo. Democratiza el derecho a crear y emprender.
–Existe cierta polémica sobre la transparencia de estos proyectos. ¿Cómo debería comunicarse la autoría en piezas generadas con IA?
Con honestidad. Si hay intervención humana, debe decirse que es un proceso híbrido. No es correcto venderlo como “100% IA” si hubo guionistas o locutores humanos. La transparencia es ética, pero también estratégica: genera confianza y evita que la IA quede asociada a productos de baja calidad. La clave es comunicar con precisión qué parte fue humana y qué parte fue artificial.
Para Santos, la discusión no es si la inteligencia artificial reemplazará al talento creativo, sino cómo las personas dirigirán a las máquinas en esta nueva etapa. “El desafío no es competir contra la IA, sino aprender a trabajar con ella. Las agencias y productoras que no integren estas herramientas quedarán en desventaja frente a las que sí lo hagan”, resume.
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