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La desopilante pelea twittera entre el dueño de “Guaymallen” y un catador de alfajores

Lo que empezó como una suma de voluntades para hacer un sorteo de 20 cajas de alfajores, terminó en una pelea por el establecer quién se hacía cargo del costo del envío.

El 4 de febrero, una cuenta de Twitter llamada “Catador de alfajores” (@alfajorperdido) publicó un sorteo para sus seguidores: “Sorteo tres cajas de alfajores Havanna 70% cacao entre todas las cuentas que me sigan y le den RT a este tuit. Se retiran en CABA”, indicó quien maneja la cuenta. Y agregó: “Va a haber dos ganadores: 14 alfajores para el primero, 13 para el segundo. El sorteo se hace el sábado 8 de febrero”.

Esta mañana, el dueño de los alfajores Guaymallén, Néstor Hugo Basilotta, le respondió a la publicación: “¿Tres cajitas le dieron, catador? ¡La próxima le dan tres alfajores! ¡Qué bárbaros! ¡Venga que yo le doy mucho más caviar!", en referencia al alfajor triple de membrillo que lanzó la marca en los últimos meses.

Venga el Martes Catador , y sortee 20 cajas de CAVIAAAR por 24 Alfajores , para sus seguidores !! " No sea FINOLI !!! https://t.co/xsNX4sbWTi



El diálogo entre ellos generó una reacción positiva entre los seguidores de ambos que se exhibieron ilusionados ante tal intercambio. “Cuando quiera, Hugo. Hacemos un buen sorteo de caviar. Ponga el premio. Y acá reclaman entrega a todo el país...”, contestó el catador.

catador

Apenas unos minutos más tarde, Basilotta manifestó una propuesta concreta: “Venga el martes, catador, y sortee 20 cajas de caviar por 24 alfajores para sus seguidores. No sea ‘finoli’”, sostuvo el dueño de la marca que produce sus alfajores en el barrio porteño de Mataderos.

Sin embargo, lo cordial del encuentro y el diálogo amistoso se transformó en una discusión por ver quién se hacía cargo del envío de los 480 alfajores que Basilotta entregaba para un nuevo sorteo.

“Negociemos: 10 cajas con envíos a todo el país a cargo de Guaymallén. ¡Sea federal!”, redactó el catador. Y Basilotta respondió: “Escúcheme, catador. Le estoy regalando 20 cajas para que las sortee entre sus seguidores. ¿Y encima yo tengo que pagar el envío? Yo no negocio nada. Si no las quiere, sortee 70% cacao y cachafaces”.

  

catador

 

“Tiene razón, cuando las empresas ofrecen su producto para un sorteo, que es publicidad, se hacen cargo del envío. Eso sin contar que no les significa enviar 20 cajas a un destino”, escribió Daniela, una seguidora de catador, debajo de la discusión. A lo que Basilotta respondió: “Yo no necesito publicidad, Daniela. Ofrecí, si no las quiere, lo lamento, le regalaré a merenderos y escuelitas rurales que me lo soliciten de todo el país. A otra cosa mariposa”.

“Lo estuve pensando, @nhbasilotta. Su oferta es muy generosa y yo pequé de soberbio. Si a la empresa de alfajores más grande del país se le complica hacer envíos, los veinte ganadores pueden pasar a retirar su caja de caviar por la hermosa fábrica de Mataderos. ¿Le parece?”, escribió el catador pasadas las 13.

Media hora antes, había contestado: “¿Cómo hago para retirar veinte cajas por Mataderos? ¿Con un camión de mudanza? Después: cada envío, que sale 600 pesos. Ya ahí tengo 12.000 pesos. ¿Se cree que nací en cuna de oro? Guaymallen es un negocio, lo mío es mera filantropía”. Y agregó: “Piensan que Guaymallén hace caridad. Es la empresa más millonaria del país”.

Los comentarios de los seguidores de ambas cuentas intentaron “cerrar la grieta” entre ellos y lograr que las 20 cajas llegaran al catador y así ser sorteadas. Sin embargo, Basilotta no dio marcha atrás: “Bueno lamentablemente este filántropo de alfajores finolis me falta el respeto por segunda vez. Por lo tanto, hasta aquí llegó mi paciencia. Que siga catando alfajores para la gilada. Y que tenga mucha suerte. Ah, y ojalá encuentre un trabajo digno”.

 

“Qué lástima, don Hugo, yo a usted lo respeto enormemente. Sólo que pensé que como acusaba a otras empresas colegas de ser tacañas, iba a pagar diez envíos a todo el país. Pero bueno, se ve que Guaymallén anda corto de presupuesto...”, sostuvo el catador. Y completó: “Yo no mangueé nada a nadie. Él se ofreció. Pero parece que la generosidad tiene un límite”.

 

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